Tal como se consigna en la investigación “Visión histórica de la respuesta a las amenazas naturales en Chile y oportunidades de gestión del riesgo de desastre”, publicada en la Revista de geografía Norte Grande, “la historia del desarrollo territorial chileno se ha visto marcada por grandes catástrofes, cuya génesis son eventos o fenómenos naturales extremos de origen geológico e hidrometeorológicos que han sido potenciados por las formas de ocupación y uso del territorio”.

Aunque algunas lecciones se han aprendido a costa de graves pérdidas humanas, hay otras tareas que siguen inconclusas.

El doctor en Urbanismo, Iván Cartes, tiene una mirada crítica al respecto, indicando que “lo que se viene haciendo es parchando con la planificación urbana aquellas áreas de extensión que son sensibles con respecto a los riesgos naturales, vale decir, inundaciones, remoción en masa, tsunamis o maremotos”.

Sobre el Plan Regulador Metropolitano de Concepción, el académico del Departamento de Planificación y Diseño Urbano de la Universidad del Bío-Bío (UBB), comentó que el instrumento “ordena la ocupación del territorio y aumentó considerablemente la cantidad de áreas verdes o protegidas, es decir, los humedales que son los riñones del planeta, donde se filtran todas las aguas urbanas que son reconvertidas a su ciclo natural, por lo tanto, ahí hay una posibilidad de un desarrollo más coherente”.

Hace unos días se dio a conocer el Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU), cuyo objetivo es aportar al diseño de políticas públicas y a la focalización de recursos destinados a mejorar las condiciones de vida de las personas que habitan en diversas comunas del país. La medición, correspondiente a 2021, es un trabajo conjunto de investigadores de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Cámara Chilena de la Construcción.

En las áreas metropolitanas, de las 31 comunas analizadas, 6 presentan un nivel alto de calidad de vida urbana, 10 un nivel medio-alto, 5 un nivel medio-bajo y 10 un nivel bajo. La mejor evaluada fue Concón, seguida por Concepción, La Serena, San Pedro de la Paz, Rancagua y Machalí.

Sobre los resultados de la capital regional, el arquitecto del Observatorio de Corbiobío indicó que las áreas verdes son un gran punto a favor para posicionarse en el segundo lugar del ranking.

El informe, cuyo origen se remonta a 2011, entrega a tomadores de decisiones del ámbito público, privado y de la sociedad civil, incluyendo la academia, un instrumento que de manera multidimensional proporciona una comparación relativa de la evolución de la calidad de vida urbana de ciudades intermedias y metropolitanas.

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