La semana pasada, la comisión mixta encargada de zanjar las diferencias entre ambas Cámaras respecto al proyecto que fija un nuevo fraccionamiento del sector pesquero, aprobó la modificación en la distribución, asignando un 48% de la cuota de merluza común al sector industrial y un 52% a la pesca artesanal.
Según la legislación vigente, la industria dispone actualmente del 60% del recurso, por lo que el malestar escaló a tales niveles que –además de las protestas y la petición de salida del subsecretario Julio Salas, por la presunta presentación de cifras erróneas– los ejecutivos de la empresa Blumar anunciaron el cierre de la compañía, proyectando la pérdida de, aproximadamente, 2.500 puestos de trabajo.
“La comparación con Huachipato es inevitable, pero no por la cuestión política, sino que por la cuestión industrial y empresarial”, expuso el Dr. Claudio Parés, jefe de carrera de ingeniería comercial UdeC, recordando lo sucedido hace unos meses con la siderúrgica.
“La región del Biobío es forestal, la mayor cantidad de la producción es forestal, pero en segundo lugar viene la pesca y, por eso, es importante asumir el desafío general de la pesca como un negocio sustentable”, indicó el académico, agregando que “el manejo de este recurso le pertenece a todos y no le pertenece a nadie, entonces la gestión es compleja, y hay un problema adicional que tiene que ver con quién pesca”.
Sobre el impacto que causaría el término de las operaciones de la planta pesquera en Talcahuano, programado para el 1 de enero de 2026, el economista mencionó que “es altamente probablemente que se pierdan empleos y actividad económica, pero el impacto va a ser menor”. A ello sumó que “es lamentable que no asumamos el problema. Se cerró Huachipato y hacemos un Plan de Fortalecimiento para recuperar esa situación, ahora se va a cerrar PacificBlu y probablemente van a haber medidas de apoyo a la gente que sale (…), pero aquí hay un tema de fondo: la región no se está haciendo cargo de problemas estructurales”.
En relación a los problemas estructurales que afectan a la economía de la región del Biobío, el académico mencionó que “el primer responsable es el sector privado. Son las empresas privadas las primeras en detectar estas fallas (…) estamos esperando que alguien más venga y resuelva el problema, en vez de hacernos cargo nosotros”.
En lo que respecta al Plan de Fortalecimiento Industrial, puesto en marcha a causa del cierre de Huachipato, y el anuncio del gobernador Sergio Giacaman de impulsar una propuesta paralela, indicó que “la clave está en trabajar juntos”.
Finalmente, y sobre la diversificación de la matriz productiva local, Parés proyectó que “tenemos oportunidades agrícolas y alimentarias. Podemos juntar bodegas y hacer un hub logístico y recibir la producción de Maule, Ñuble, Araucanía, Los Lagos y Los Ríos”.
Según el sitio web de la compañía, PacificBlu nace el año 2014 como una asociación de tres históricas empresas de Talcahuano: Blumar, Pesquera BioBio y Congelados Pacífico.
En una primera etapa centraron sus operaciones en la pesca de merluza común y de merluza de cola y su posterior proceso en la planta de congelados en la ciudad puerto. Además, durante el primer año, incursionaron en el negocio de la jibia, utilizando sus barcos y la planta de congelados para procesar y exportar este recurso.
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