En la mañana del 7 de octubre de 2023, poco después de disparar una lluvia de cohetes contra Israel, combatientes de Hamás y miembros de otros grupos armados palestinos traspasaron la valla fronteriza que rodea la Franja de Gaza ocupada y entraron en el sur del país por múltiples puntos.
De acuerdo con el informe de Human Right Watch (publicado el 17 de julio de 2024) los ataques de esa jornada fueron los más mortíferos perpetrados en un solo día desde la creación del Estado de Israel en 1948. Durante los ataques murieron unas 1.200 personas, más de 800 de ellas civiles, incluidos al menos 36 menores de edad.
Esta acción dio origen a una nueva declaración de guerra por parte del Estado de Israel, que inició una ofensiva aérea, en primer lugar, y terrestre sobre Gaza hasta el día de hoy.
El último reporte al cerrar esta crónica es del martes 17 de junio de 2025. La Defensa Civil de la Franja de Gaza afirmó que ese día las fuerzas israelíes mataron al menos a 50 personas reunidas cerca de un centro de distribución de ayuda.
El Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás (considerado una organización terrorista por Israel y otros países), informó ese día que 5.139 personas han muerto desde que Israel reanudó sus bombardeos el 18 de marzo de este 2025, tras una tregua de casi dos meses. En total, el balance de la campaña militar israelí en Gaza asciende a más de 55.400 palestinos muertos, en su mayoría civiles, según dicha institución.
De manera casi inevitable, la atención del mundo (o de los medios de comunicación) se trasladó una vez más hacia Medio Oriente, volviendo de vez en cuando la mirada hacia Ucrania y otros territorios en conflicto.
La ONU, los vetos y la comunidad internacional
Para Gilberto Aranda, académico de la Universidad de Chile y especialista en Relaciones Internacionales, actualmente asistimos a un momento de “desorden” mundial, un adjetivo que resume los múltiples y frustrados intentos de los países por intervenir en este conflicto.
Durante todo este tiempo, tanto el Consejo de Seguridad como la Asamblea General de la ONU han tratado de emitir diferentes resoluciones para poner fin al conflicto, establecer treguas o permitir, al menos, el ingreso de ayuda humanitaria. Estos “acuerdos” han sido propuestos por diferentes países en distintas sesiones y, en general, la mayoría han sido vetados por alguna de las potencias en el Consejo de Seguridad, o se han aprobado en la asamblea sin llegar a ser vinculantes a nivel diplomático y mucho menos en la práctica.
“Estamos ensayando opciones y Naciones Unidas es bastante impotente, yo me temo que lo que se puede hacer hoy día a través de Naciones Unidas es poco”, señala Aranda y agrega que, además, otras instancias, como la Corte Penal Internacional, están circunscritas al Sistema de Naciones Unidas y ni siquiera ha sido ratificada por todos los Estados.
De ascendencia palestina, la periodista freelance y corresponsal internacional para medios escritos y radiales, Yasna Mussa, menciona que Naciones Unidas fue el organismo promotor del Estado de Israel en Medio Oriente y, pese a eso, Israel nunca ha legitimado las resoluciones de la Asamblea o del Consejo de Seguridad.
De todas maneras, algunos Estados han iniciado un par de acciones, aunque sin mayores resultados. El 16 de noviembre de 2023, el presidente de Sudáfrica anunció que había presentado ante el Tribunal Penal Internacional una petición para iniciar una investigación contra Israel por crímenes de guerra en la Franja de Gaza. Al día siguiente, el Tribunal informó que otros cinco países (Sudáfrica, Bangladés, Bolivia, Comoras y Yibuti) habían entregado una solicitud ante el organismo para pedir una investigación sobre los bombardeos llevados a cabo por Israel en el mismo territorio.
Luego, el 29 de diciembre, Sudáfrica ingresó un caso ante la Corte Internacional de Justicia, acusando a Israel de incumplir sus obligaciones bajo la Convención sobre el Genocidio de 1948 en su ataque contra Gaza. A esta causa se sumaron Nicaragua, Bélgica, Colombia, Turquía, Libia, Egipto, Maldivas, México, Irlanda, Chile, España y Cuba.
Ya en 2024, Bolivia rompió todos los lazos diplomáticos con Israel el 31 de octubre y, horas más tarde, Chile y Colombia llamaron a consultas a sus embajadores. Noviembre trajo novedades: Jordania hizo lo propio el 1, Baréin el 2, Honduras el 3, Turquía el 4, Chad el 5, Sudáfrica el 6 y Belice el 14 del mismo mes.
En Chile, Gabriel Boric confirmó en su última Cuenta Pública (junio de 2025) su apoyo al embargo de armas a Israel instaurado por España. Además, anunció que enviaría un proyecto de ley para suspender las importaciones a los territorios ocupados por Israel.
“Como un país pequeño, lejano, pero al mismo tiempo comprometido con los derechos humanos, y con una comunidad palestina muy grande, creo que [Chile] tiene un rol importante que jugar”, sostiene Mussa.
Respecto a las acciones de diferentes países, el académico de la Universidad de Chile explica que, en primer lugar, “hay que tener claridad respecto a los ataques que son de carácter terrorista, como los del 7 de octubre, pero también que hay una campaña bélica que concretamente se traduce en una masacre”.
Pese a los escasos resultados, Aranda agrega que para los Estados es importante actuar de manera coordinada, para sumar visibilidad, y valoró que la sociedad civil se haya organizado en múltiples formas, principalmente a través de protestas.
“Necesitamos que la sociedad civil se comprometa a tener un rol activo y le exija a sus Gobiernos actuar en consecuencia”, agrega la corresponsal y complementa que “los países del sur global han tenido un rol mucho más activo que las potencias, que más bien han estado respaldando o de alguna manera colaborando y siendo cómplices de este genocidio”.
Gaza
Franz Luef, coordinador de Emergencias de la organización humanitaria Médicos sin Fronteras, declaró a Radio Francia Internacional el 18 de junio que “la situación está empeorando con cada día que pasa”.
Luef ha estado tres veces en el enclave palestino desde el inicio de los ataques de Israel en octubre de 2023, tras los atentados de Hamás. Señala que una de las principales dificultades allí es garantizar la seguridad de su personal y de los pacientes.
“Aunque el paciente logra llegar al centro de salud u hospital, no es seguro que pueda ser atendido correctamente”, explica.
Yasna Mussa, también autora del libro “Palestina Infinita”, una serie de crónicas que recoge testimonios e historias a través de distintos viajes que realizó por Palestina, los campos de refugiados en Siria, Líbano, Jordania y Egipto, y la diáspora en América Latina, agrega que “la situación está totalmente desbordada. Ya no queda ni un solo hospital o refugio seguro donde la población pueda acudir luego de los ataques… es más, hemos visto que cuando los palestinos se acercan a los sitios de distribución de comida, son atacados ahí mismo”.
La periodista agrega que Israel, por lo que consagra el Derecho Internacional, “tiene la obligación de proteger a la población civil de los territorios que ocupa y ha hecho exactamente lo contrario”.
Israel, Palestina e Irán
Daglis Bilbao Sverlij es una mujer chileno-judía oriunda de Concepción asentada en Israel desde 2009. Actualmente vive en la ciudad de Nahariya, en el norte del país, cerca de la frontera con el Líbano.
Como ciudadana, Bilbao sostiene que esperan “que se cree un Estado [palestino] para que así tengan su país y nosotros el nuestro… en cierta forma el israelí en sí no enfrenta un odio hacia ellos”, agrega y cuenta que hay historias diferentes a cada lado de la frontera, “claramente son historias muy diferentes”.
En cuanto a una eventual resolución del conflicto, sostiene que “la probabilidad de que haya un alto al fuego con los árabes terroristas es casi nula”. “Lo único que pedimos es que devuelvan a los secuestrados”, añade, también en referencia a aquellas personas israelíes que fueron detenidas y asesinadas en medio de la guerra, cuyos cuerpos aún permanecen en territorio palestino.
El 13 de junio de 2025, Israel inició una serie de ataques a gran escala contra objetivos en varias áreas de Irán, la llamada “Operación León Creciente”. Estos ataques se llevaron a cabo para dañar las capacidades de armas nucleares de Irán, incluidas las instalaciones clave y comandantes importantes. Tras esto, Irán respondió lanzando misiles contra ofensivos principalmente hacia Tel Aviv y Jerusalén.
Guillermo Aranda explica que el escenario bélico, desde el punto de vista de Israel, tiene tres líneas principales: el conflicto con Palestina, centrado en Gaza y Cisjordania; la tensión con los países árabes vecinos, sobre todo Líbano y Siria; y los problemas con Irán, el líder de la llamada “Resistencia”.
“Israel visualiza que Irán ha perdido aliados en la región”, principalmente en Siria y, además, se basa en los informes y alertas que la Agencia de Energía Atómica, de Naciones Unidas, emite respecto al enriquecimiento de uranio para fines militares, para justificar un “ataque preventivo”, comenta el académico.
Daglis Bilbao indica que “el tema con Irán acá es superior”, considerando el apoyo del régimen del ayatolá Alí Jamenei a Hezbolá y Hamás en Gaza. “No nos podemos dar el lujo de perder esta guerra, porque Israel va a desaparecer”, complementa.
De hecho, si bien el conflicto entre Israel y Palestina genera múltiples condenas a nivel internacional, incluso con facciones al interior del país en contra de la ocupación en la Franja de Gaza, la situación con Irán provoca mayor consenso e incluso más respaldo por parte de Europa.
Eso sí, explica Aranda, esta acción preventiva puede generar dos efectos no deseados: que Irán acelere la producción de armas nucleares o “que la pradera se incendie más allá de los límites subregionales”.
En ese sentido, el ministro de Defensa de Pakistán, Jawaya Asif, llamó a la unidad de los países musulmanes frente al ataque de Israel a Irán y aseguró que apoyan a Teherán “por todos los medios”.
“Vamos a proteger los intereses de Irán. Los iraníes son nuestros hermanos y su llanto y dolor es común”, agregó Asif. Sin embargo, Daglis Bilbao no lo ve tan factible.
Finalmente, frente a la posibilidad de que otros países de Medio Oriente, o más lejanos, se sumen a la escalada bélica, como el mismo Pakistán que ya cuenta con armas nucleares, y el conflicto desemboque en una eventual tercera guerra mundial, Gilberto Aranda sostiene que por el momento solo hay amenazas y advertencias.
“El momento en el que el mundo estuvo más cerca de una tercera guerra mundial fue cuando se enfrentaron dos potencias nucleares, en la crisis de los misiles en Cuba”. Eso sí, reconoce que “la zona está más desestabilizada que nunca y, aunque no sea la tercera guerra mundial, va a tener consecuencias como el alza en el precio del petróleo que nos va a afectar a todos y todas, por ejemplo”.
Por último, en una entrevista concedida a France 24 el 19 de junio de 2025, el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, manifestó su preocupación por un posible accidente nuclear.
En su opinión, los ataques llevados a cabo por el ejército israelí han tenido efectivamente un impacto en los emplazamientos nucleares y han provocado “una reducción de las capacidades iraníes”.
Sin embargo, Grossi insiste en que no está en condiciones de afirmar “que haya un esfuerzo directo para fabricar un arma nuclear” en Irán, motivo aducido por Israel para desencadenar el conflicto, y enfatizó que el riesgo de un accidente nuclear en Irán como consecuencia de los ataques israelíes le preocupa “enormemente”.