Jessica Flores Reyes es terapeuta familiar, con magíster en Ciencias de la Familia y en Políticas Públicas. Ha cursado varios diplomados en Infancia, Familia y también Derechos Humanos. Fue concejala de Chiguayante en el periodo 2016-2021 y ha ejercido cargos públicos a nivel regional como la dirección de Sename y también de la Fundación Prodemu. Actualmente es directora de la ONG Construye Familia y también de la Corporación Laura Rosales y busca ser diputada por el Partido Social Cristiano.
Sobre sus motivaciones para postular, la candidata fue clara en señalar que su mayor motivación, sin duda alguna, “ha sido la lucha incesante que he dado por la Infancia. Mi expertise en ello y, sin duda mi pasada por el Sename en el 2010 hasta el 2012, fue fundamental para darme cuenta del ‘al debe’ que estamos con la Infancia. A pesar de todos los cambios de la división del Sename en vulneración e infractores de ley, sin duda, a pesar de aquello, seguimos al debe”.
En esa misma línea, explicó que parte de su trabajo estará enfocado en la Ley de Adopción, “promulgada hace muy poco por el Presidente de la República. Sin embargo, pone el foco en la preocupación de los adultos, no de los niños. ¿A qué me refiero? Hoy es factible que parejas homoparentales puedan adoptar. Sin embargo, yo le puedo decir que el 100% de los niños que están institucionalizados y están en busca de una familia, por la vía de la adopción, perdieron un padre y una madre. Y eso, de acuerdo con la Convención de los Derechos del Niño, hay que restituirles. Es decir, a los niños que están por la vía de la adopción hay que restituirles lo que perdieron ¿Y qué perdieron? Un papá y una mamá”.
Vinculando el tema de infancias con seguridad, la candidata del Partido Social Cristiano sostuvo que “tenemos consumo problemático, tenemos consumo de alcohol y droga donde los padres consumen, y tenemos niños que replican ese modelo. Aquí la gran debilidad que tenemos como región, como país, es la problemática de cuando los padres enfrentan el consumo de alcohol y droga. No tenemos dónde llevar a un joven para que pueda solucionar su problema de adicción, entonces, es un cúmulo de situaciones que conllevan a violencia. Cuando tenemos a un joven adolescente en el colegio que tiene síndrome de abstinencia, ¿cómo va a actuar ese joven? Obviamente con violencia”.
Entonces, concluyó, el foco, “tiene que estar puesto en solucionar y no tomar solo al niño e infraccionarlo, o quitarle la posibilidad de que siga estudiando en el mismo recinto; sino en tomar a ese niño en toda su integridad. ¿Cuál es su familia? ¿Cuáles son las problemáticas que tiene su familia? ¿Cuáles son sus referentes? ¿Qué modelo está copiando? Si no nos hacemos cargo de eso, es más de lo mismo”.
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