Corría el año 1919 cuando el penquista de origen alemán, Richard Stöehrel, abría las puertas de la reconocida Fábrica de Paños Biobío, la que cumplía con los más altos estándares de calidad de la época y que prometía posicionarse como una de las principales industrias textiles de la región.

Si bien Bellavista Tomé fue una de las fábricas que generó más ingresos y empleos, Paños Biobío logró abrirse camino y posicionar su nombre a nivel nacional. Así, en la década de los 50, pasó de producir 30 mil a 350 mil metros de tela, generando más de 180 puestos de trabajos. Pese al apogeo de antaño y a haber sobrevivido la crisis textil y los problemas económicos de fines del siglo XX, los grandes daños que sufrió la estructura de la fábrica tras el terremoto de 2010, fueron factor clave para cerrarla definitivamente, dejando a cerca de 98 personas sin trabajo.

Así, nueve años después, pese al deterioro y abandono del inmueble, mediante la modificación del Plan Regulador Comunal de Concepción, se reconoció el alto valor patrimonial, sociocultural y urbano de la ex Fábrica de Paños Biobío, categorizándola como un Inmueble de Conservación Histórica.

Es en este contexto, y en el marco de la celebración de la Semana del Patrimonio, el seremi de Bienes Nacionales, Eduardo Pacheco Pacheco, visitó este emblemático inmueble de Concepción para anunciar un proyecto de diseño que permitirá resguardar el edificio existente.

Uno de los ejes prioritarios, explicó Pacheco, “tiene relación con la puesta en valor del patrimonio fiscal y, por lo mismo, debemos velar por el resguardo de aquellos inmuebles cuyo valor histórico y cultural representan un registro significativo para preservar la memoria y fortalecer el sentido de identidad de los habitantes de la región”.

Dado el inicio de las obras correspondientes a la etapa 3 del Puente Chacabuco, “nos urge diseñar un proyecto que nos permitan frenar el avance de los deterioros graves que tiene la ex Fábrica de Paños Biobío. Si bien, la mayoría de ellos están vinculados principalmente a agentes climáticos, requerimos estabilizar la estructura para que no se vea dañada por los trabajos de construcción que se realicen a su alrededor”, concluyó el seremi.

En esa línea, el encargado de la Unidad de Bienes Nacionales de la Seremía en Biobío, Rodrigo Andrades Guíñez, detalló que “con este diseño –que se debe ejecutar de aquí a diciembre de este año- podremos dimensionar cuáles son las obras que tenemos que hacer y poder conseguir los financiamientos que nos permitan dejar este edificio estructuralmente consolidado”.

Esta primera etapa de diseño tiene un presupuesto estimado de 20 millones de pesos y se espera poder ejecutarlo a la brevedad para poder dar el resguardo necesario a este edificio emblemático del centro penquista.