Por: Pablo Riquelme Godoy, Docente Instituto Virginio Gómez, Biólogo Marino y Magíster en Oceanografía.

El pasado 18 de mayo marcó un punto de inflexión para los recursos naturales en Chile. Según el informe anual de la Global Footprint Network, nuestro país ya agotó los recursos disponibles para este año y, por consecuencia, entró en un sobregiro ecológico que conlleva a estar hipotecando los recursos para las futuras generaciones. Esto, sin duda, debe ser motivo de reflexión y preocupación ya que, paradójicamente, desde hace 20 años las naciones unidas conmemora el Día Internacional de la Diversidad Biológica cada 22 de Mayo.

La actual emergencia sanitaria por el covid-19, nos obliga a reconsiderar el factor de protección que nos entrega la biodiversidad. A sus múltiples beneficios, científicos y especialistas que trabajan en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señalan que se debe considerar uno clave: nos ayudaría a protegernos de enfermedades infecciosas. Para los expertos, el deterioro de la biodiversidad facilitaría la proliferación de las pandemias.

A pesar de su importancia, el adelanto de un histórico informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas (IPBES) muestra que alrededor de un millón de especies de animales y plantas están en peligro de extinción en el mundo y muchas podrían desaparecer en tan solo décadas.

En Chile el escenario tampoco es alentador, el último reporte de biodiversidad entregado por el Ministerio de Medio Ambiente, este 2020, indica que el 65 % de las especies se encuentran amenazadas o vulneradas. Ya el año 2005 la OCDE señaló que Chile no contaba con una ley de protección de la naturaleza y, tras años de tramitación, la ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) aún no se materializa.

Este año, para conmemorar el Día de la Diversidad Biológica las Naciones Unidas ha puesto como tema principal «Nuestras soluciones están en la naturaleza» y «enfatiza la esperanza, la solidaridad y la importancia de trabajar juntos, a todos los niveles, para construir un futuro de vida en armonía con la naturaleza».

Como ciudadanos también debemos hacer un compromiso y realizar acciones sencillas y concretas al interior de nuestro hogar, como separar residuos, reciclar, compostar, cultivar -quienes cuenten con el espacio- y disminuir el uso de productos desechables.

Es más, en medio de esta pandemia, muchos han olvidado lo frágil que puede ser nuestro ecosistema, por eso, es necesario recordar pequeñas acciones, como privilegiar el lavado de manos antes que el uso excesivo de guantes de látex o utilizar mascarillas lavables antes que las descartables, que lamentablemente hemos visto tiradas por las calles. Todas estas acciones contribuirán a disminuir el sobregiro ecológico que presenta nuestro país y nuestra deuda con las futuras generaciones, quienes también tienen derecho a disfrutar de toda la diversidad biológica.

Fuente: IPVG.