Fotografía: @malefice92 | Twitter

Durante los últimos días se pudieron observar varazones de peces en la bahía de Coliumo, en la región del Biobío, fenómeno que ha causado preocupación en el ámbito turístico y de la pesca artesanal. Al respecto, la directora del Centro COPAS Coastal, Dra. Camila Fernández, aseguró que tal como ha indicado el Sernapesca, lo observado se debe a un evento de surgencia costera.

“La surgencia costera es un proceso oceanográfico que consiste en el ascenso de aguas profundas, más frías que el promedio superficial, ricas en nutrientes y CO2 y con bajos niveles de oxígeno, debido al esfuerzo que ejerce el viento costero sobre las capas más superficiales del océano”, explicó la especialista.

Agregó que este fenómeno es responsable de la riqueza y productividad de los ecosistemas marinos y las pesquerías, particularmente en los principales sistemas de borde oriental, como las costas de Chile central y norte. “No solamente estos sistemas albergan riqueza en biodiversidad, sino que intercambian activamente gases de efecto invernadero con la atmosfera, juegan un rol en el clima y proveen de seguridad alimentaria a gran parte de la población de nuestro país”, fueron sus palabras.

¿Cómo adaptarse? La respuesta es compleja, explicó la Dra. Fernández: “En un par de días se retiraron 125 toneladas de peces de las playas de la bahía de Coliumo. Por supuesto eso es la consecuencia inmediata de la entrada de aguas pobres en oxígeno. Sin embargo, los alcances en el funcionamiento del océano costero aún no estaban claros”.

El avance de la ciencia, argumentó, nos evidencia la importancia del microbioma y de su rol en los servicios ecosistémicos del océano. La eficiencia con la que el océano costero observa CO2 está cambiando, y debemos saber cuál es el balance neto de las principales áreas biológicamente productivas del país.

Por lo tanto, el funcionamiento del microbioma costero, responsable del secuestro de carbono, tiene importancia social y es necesario estar atentos, explicó Camila Fernández. Además, indicó que la necesidad de observar el océano costero durante el ciclo anual es una realidad “que nos pesa al momento de poder predecir eventos como los vividos en Dichato y Coliumo estos días”.

Explicó que datos físico – químicos y biológicos y a nivel del mar, nos permitirían anticiparnos (aunque no revertir) para poder generar políticas eficaces de manejo y uso de borde costero y zona económica exclusiva. “Esfuerzos conjuntos entre municipios, entidades académicas y centros de investigación son necesarias para integrar datos y recolectar información acorde con protocolos internacionales que aseguren su calidad”, detalló.

Medidas necesarias

Algunas de las medidas propuestas para Chile en el marco del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático incluyen la implementación de un sistema integrado de observación del océano y la evaluación periódica de las condiciones que determinan la viabilidad de cultivos en zonas costeras. “Es necesario concretar estas medidas e innovar en los esfuerzos por comprender el funcionamiento de los sistemas de surgencia en el océano futuro”, analizó Fernández.

Por otro lado, especificó la directora de COPAS Coastal, es clave sopesar la idoneidad de áreas de alta productividad como zonas de refugio climático y de diversidad, tanto macro como microscópica, desde los cetáceos, hasta las microalgas, que garantizan la producción, almacenamiento y mantención del carbono azul. “Ciertamente esta nueva normalidad requiere estudiar a fondo los ecosistemas nuevos o emergentes que dejan los eventos de surgencia y que suelen acompañarse de hipoxia”, detalló Camila Fernández.

Uno de los desafíos más ambiciosos y urgentes es sin duda definir formas de diagnóstico para el océano. Al contrario de lo que ocurre con nuestra salud, diagnosticar el estado del océano es complicado pero no imposible “Podemos y debemos definir indicadores físicos y biológicos como genes y vías metabólicas, métodos estadísticos para manejar grandes bases de datos y monitoreos ambientales son sólo algunos de las piezas necesarias para armar este puzzle. Sin embargo, es posible con metas científicas claras y el compromiso de autoridades y de la sociedad engeneral”, complementó la investigadora.

Qué dicen los datos

La directora del Centro COPAS Coastal, explicó que los datos recabados en las últimas décadas indican que el océano costero, en promedio, se ha enfriado a tasas que varían entre 0.4º y -0.2º a -1.0 °C por décadas durante la primavera y verano. Este enfriamiento, aseguró Fernández, coincide con el incremento de los vientos favorables a surgencia costera en los meses de primavera y verano a lo largo de la corriente de Humboldt y que están cambiando además su periodicidad temporal.

“Sabemos que los eventos de surgencia que propician casos de hipoxia costera están haciéndose más frecuentes y probablemente no se restrinjan a los meses estivales. Este año hemos estado en la fase la Niña de ENSO (El Niño Oscilacion del Sur), lo que hace más intenso el patrón de vientos en esta zona”, aseveró.

Además, a nivel global los Modelos de Circulación General, evaluados bajo distintos escenarios de calentamiento hablan de un movimiento hacia el Polo del Anticiclón del Pacífico Suroriental y similares patrones de presión atmosférica proyectada y precipitaciones. “Esto podría favorecer las condiciones tendientes a surgencia costera en el Biobío y sin duda podrian resultar en un incremento de estos eventos en el futuro. Lo ocurrido en la bahía de Coliumo se ha visto en Llico, en el Golfo de Arauco, Laraquete y otras playas de Chile central en los ultimos meses y años. Debemos entonces prepararnos, estudiarlos y delimitar zonas vulnerables”, alertó la investigadora.

Puedes escuchar la entrevista de la Dra. Camila Fernández en Nuestra Pauta aquí:

Fuente: «¿Qué causó la varazón de miles de ejemplares de sardina, pejerrey y anchoveta en la playa de Coliumo en el Biobío?» – Centro COPAS Coastal.