Una mesa técnica constituida por representantes de instituciones del estado y de la academia estará abocada a evaluar la condición de los suelos regionales y proponer las medidas necesarias para evitar las consecuencias de eventuales remociones en masa u otros fenómenos de alto riesgo a los que podría verse expuesta la región, a partir de la afectación de cientos de miles de hectáreas en todo Biobío producto de los últimos incendios forestales.

La delegada presidencial Daniela Dresdner, abordó la «preocupación profunda» en torno a «qué va a pasar con los terrenos que se vieron afectados por los incendios una vez que llegue el invierno y empiecen las lluvias».

Para dar respuesta a estas inquietudes, adelantó la autoridad, la mesa técnica va a generar un diagnóstico profundo «en el plazo más corto posible» de las zonas de mayor riesgo, lo que se complementará al trabajo que ya se realiza en los llamados «puntos calientes».

La delegada explicó que la labor que actualmente desarrolla Sernageomin considera las comunas que históricamente se han visto afectadas por estos sucesos, además de las zonas dañadas por la emergencia de febrero.

En esta línea, indicó que hay preocupación especial por la Ruta de la Madera y caminos en Tomé y Chiguayante y por sectores como Punta Lavapié.

Entre las medidas preventivas que ya se están haciendo, apuntó, figura la tala de árboles con riesgo de caída y el compactamiento de terrenos. La idea central es «expandir esa mirada para llegar con soluciones que consideren la caída de tierras, de piedras, la remoción en masa que va a ocurrir cuando lleguen las lluvias (…) En caso de que todo lo demás falle, que podamos tener una respuesta rápida que no genere mayores problemas a la población y peligro para la vida de las personas».

Preocupante escenario

En la reunión también participó el Dr. Robert King, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, quien agradeció la invitación y la posibilidad de entregar recomendaciones a la autoridad política.

El investigador anticipó que el estado de los suelos, sumado a la proyección de un invierno lluvioso producto del fenómeno de El Niño, permite advertir un complejo panorama para los próximos meses.

King advirtió además de los impactos que pueden tener las vibraciones generadas por distintas obras de infraestructura, como puentes y carreteras.

Acerca de la prevención, planteó que resembrar los suelos dañados es una solución en el mediano plazo, pero que en el actual contexto, lo fundamental es el monitoreo de taludes y «puntos calientes». «Será complicado, pero tenemos esta mesa (…) No será posible prevenir, pero si minimizar los daños», aseguró.

Desde el Senapred, su director regional, Alejandro Sandoval, declaró que la pérdida de capa vegetal y la amenaza permanente de remociones en masa, obliga a pensar en medidas de mitigación en distintos niveles, para lo cual es fundamental la coordinación interinstitucional.

Finalmente, reafirmó el compromiso por «tener ciudadanos informados y conscientes de los riesgos con los cuales conviven. Se pueden reducir los riesgos, pero es imposible eliminarlos, siempre queda un riesgo residual, el cual las personas tienen que conocer, saber convivir con ellos y tomar buenas decisiones ante la información que van recibiendo».