Por Leidy Peña Contreras, licenciada en Física y estudiante del programa de Magíster en Astronomía de la Universidad de Concepción

Son muchas las personas que desean en la actualidad alguna aventura en el espacio, ansiosos por disfrutar momentos inolvidables en “terrenos” inexplorados. A la fecha, son diversas las propuestas que se están poniendo en la mesa para disfrutar de la atmósfera terrestre o de cruzar el límite al espacio exterior.

Hace unos pocos días, nuevamente y después de más de una década, un multimillonario turista espacial, junto con su asistente, autofinanció un viaje hacia la Estación Espacial Internacional para pasar unos días ahí. Esto no sucedía desde que la empresa Space Adventure, a principios de siglo, hacía los preparativos para que eso fuese posible.

El arte también está interesado en esta aventura. Hace unos meses se lograron filmar algunas escenas para una película rusa, un film en cuya trama se incluye una operación quirúrgica en la microgravedad, haciendo historia como el primer largometraje rodado en el espacio.

Si se desea adquirir boletos para un vuelo en un globo espacial para el año 2024, estos ya se agotaron. La propuesta de que se puede tener vistas espectaculares de la Tierra o realizar una fiesta de cumpleaños en las alturas es demasiado atractiva, y por eso Space Perspectives está ahora trabajando para lograr que en dos años este sueño pueda verse convertido en realidad. Y, por su parte, Virgin Galactic, haciendo más atractiva la oferta espacial, informó que para el próximo año comienzan sus vuelos comerciales al espacio, y afirman que serán unos 400 cada año.

No muy lejos, pero sí a 50 metros de altura, es posible disfrutar de una Dinner in the Sky, un restaurante que ofrece sus comidas en un lugar muy particular: una mesa voladora. Este restaurante ha pasado por 65 países, inyectando un poco de adrenalina a sus comensales.

En el 2003, un cosmonauta se casó a distancia con su prometida durante una conexión entre la Estación Espacial y la Tierra, y fue el primer matrimonio espacial de la historia, inspirando así algunas tendencias en bodas. Años después, una pareja convirtió su momento especial en algo transgresor de la mano de los servicios de la empresa Zero G y un Boeing, ya que mediante vuelos parabólicos lograron casarse con sensación de ingravidez, algo absolutamente original.

Por su puesto, las propuestas de matrimonio no se dieron a esperar en singularidad. En una oportunidad un romántico ató un anillo de compromiso a una espátula y la colocó en un globo meteorológico, haciendo de las propuestas espaciales un desafío mayor.

A gran escala existen además muchos otros proyectos que suenan muy interesantes, como un hábitat expandible y un hotel en órbita; pero lo que realmente es llamativo actualmente es el entusiasmo y la receptividad por noticias de lluvias de estrellas, eclipses o nuevos lanzamientos de naves espaciales. Muchos más espectadores están atentos y motivados por estar al día con el acontecer espacial. Estamos inmersos en una era espacial multicultural, y es fascinante observar cómo en diferentes ámbitos profesionales y personales las personas no quieren perder la oportunidad de montarse en una nube y soñar con las estrellas.