Diversos han sido los análisis que especialistas de todo el mundo han realizado a partir las conclusiones de la XXVI Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático o COP26, y nuestro país no está exento de esta controversia científica. En este contexto, tres destacados investigadores de la Universidad de Concepción abordaron los distintos avances que se alcanzaron a través de acuerdos multilaterales y, también aquellas materias en que este importante cónclave mundial quedó al debe.

La directora del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería,Dra. Gladys Vidal, destacó que “uno de los avances es que se unieron actores que son claves en términos de emisión de gases de efecto invernadero. Y también es un avance que se considere al metano como gas de efecto invernadero, que no se había considerado hasta ahora, teniendo en cuenta que es 23 veces más contaminante que el dióxido de carbono. Es decir, cada kilogramo de metano calienta la Tierra 23 veces más que la misma cantidad de dióxido de carbono”.  

Ahora, explicó la investigadora, “falta concretar los compromisos de los Estados en cuanto a cuándo rebajarían sus emisiones (Contribuciones Determinadas Nacionales), sobre todo las naciones con mayores emisiones. Por ejemplo, se esbozaron medidas específicas para que el mundo reduzca a la mitad los gases que causan el efecto invernadero hacia 2030 y se establecieron reglas para sancionar a los países que no avancen en ese rumbo”. 

“Por otra parte”, agregó la investigadora, “Chile es un emisor pequeño que ha comprometido neutralidad al año 2050, esto es que la emisión neta en emisiones de gases efecto invernadero sea cero. Es importante entender que Chile no puede prescindir de la producción de energía entregada por las termoeléctricas en forma instantánea; aunque hay muchos proyectos de energía limpia como paneles solares o parques eólicos, la necesidad energética del país es aún mayor que la energía renovable no convencional generada a la fecha. Todos los países del planeta se han desarrollado teniendo como bases combustibles fósiles, y ese es el gran desafío que tenemos que revertir”.

“Ya que vemos que el cambio climático está afectando a la escasez de agua de forma importante, tenemos que ser capaces de ver cómo nos podemos adaptar a este nuevo escenario, porque no podremos revertirlo en tiempo a escala humana”, explicó la también la académica de la Facultad de Ciencias Ambientales. “La adaptación es clave y es en lo que estamos trabajando en el Centro Fondap CRHIAM, generando evidencia científica para aportar a las políticas públicas en seguridad hídrica para las comunidades, el medioambiente y el desarrollo, tanto para la minería como para la agricultura”.  

Un análisis similar tuvo su colega de la misma facultad e investigadora del Centro de Ciencias Ambientales Eula-Chile, Dra. Alejandra Stehr Gesche, quien asistió presencialmente a la COP26 en Glasgow, Escocia. “Un avance importante es que se cerró el libro de reglas del Acuerdo de París de la COP21, por lo que se puede poner finalmente en práctica y tiene relación con el uso de combustibles fósiles y, por ejemplo, la reducción del uso del carbón. Además, China y Estados Unidos se comprometieron en conjunto a reducir sus emisiones y a invertir en adaptación, e India se comprometió a ser carbono-neutral al 2070, aunque la intención es que todos los países seamos carbono-neutrales al 2050”, afirmó.

“Además, se emitió una declaración sobre los bosques que fue firmada por 120 países para terminar y revertir la pérdida y degradación de los suelos al 2030, y varios países también acordaron comprometerse en una reducción del 30% de las emisiones de gas metano al 2030”, detalló la investigadora que fue coordinadora de la Mesa del Agua en la COP 25, hace dos años. “Se generaron reglas claras para los reportes de bonos de carbón, para que todos los países sigan la misma normativa y éstos sean comparables a nivel mundial”, añadió al respecto

“Se habló por primera vez con mucha fuerza sobre el rol que cumple la ciencia en estos temas y, también, otra novedad es que se puso un foco especial en adaptación, no sólo en mitigación como en las COP anteriores”, afirmó Stehr y agregó que “los Estados comprometieron a financiar medidas en ese sentido que tiene que ver con acciones como restaurar un bosque nativo, cambiar las prácticas agrícolas. Son medidas que nos permiten adaptarnos a las condiciones actuales, sin empeorar las futuras y acá juegan un rol importante las soluciones basadas en la naturaleza, que, sin embargo, no quedaron específicamente mencionadas”.  

En cuanto al rol de Chile que entregó la presidencia al inicio del encuentro, la científica destacó la concreción del Acuerdo de Marrakech, gestionado por el champion chileno Gonzalo Muñoz, “que trabaja más con la sociedad civil, especialmente con las empresas, para que se unan a estos compromisos y no todo dependa sólo de los gobiernos. Se avanzó mucho en la recolección de fondos para dos importantes programas relacionados con la carbono-neutralidad de las empresas y con la resiliencia y adaptación”.

“Fue un avance es la concientización global, que se expresa en que todos los delegados de los gobiernos iban con un mandato de, al menos, intentar resolver el cambio climático, lo que se nota en cómo los ciudadanos de todos los países están apoyando a sus autoridades en esto”, manifestó, por su parte, el Dr. Aníbal Pauchard Cortés, director del Laboratorio de Invasiones Biológicas. “Esto ha cambiado mucho en los últimos años, y el cambio climático ya no se ve como un tema de expertos, de una minoría o una élite, sino que se ve como un tema que nos afecta a todos”, afirmó.

Esto se explica, detalló el experto, principalmente por tres factores: “uno es (la disponibilidad de) la evidencia científica, que es lapidaria; dos, que realmente ha habido un activismo de base; y tres, que posiblemente es el más importante, que es que la gente está viendo los efectos del cambio climático y de la degradación en sus vidas, directamente, empeorando su calidad, y las expectativas para sus hijos se ven bastante complejas”.  

“Que países como Estados Unidos y China se hayan alineado con algunas metas también es algo positivo, que antes no estaba. El desafío ahora es que esas metas puedan ser cada vez más exigentes”, explicó el también académico de la Facultad de Ciencias Forestales. Además, más directamente relacionado con los temas de su especialidad, Pauchard destacó “el compromiso de deforestación 0 al 2030 es una meta que puede ser bastante vaga, pero, de todas formas, incluye restaurar y recuperar los bosques que hemos perdido. Esto es importante si realmente queremos detener el cambio climático, la degradación y la pérdida de biodiversidad”.   

En este sentido, el experto indicó que la coexistencia de este tipo de compromisos de los países, por un lado, con la industria forestal que en nuestro país es de gran relevancia económica, implica “una discusión que ya se está teniendo y está bien que se tenga porque no es algo que esté zanjado, se debe proveer la evidencia y preocuparnos de nuestro bosque nativo y, considerando que estamos en una emergencia ambiental, debemos apostar por bosque naturales que son más resilientes al cambio climático, que proveen más servicios ecosistémicos como más agua en las cuencas, que un monocultivo forestal”.

En cuanto al rol que puede jugar nuestro país en estos temas en el concierto mundial, Pauchard afirmó que las economías pequeñas pueden alzarse como verdaderos laboratorios de experiencias que pueden ser, luego, replicadas por los Estados más grandes. “Pueden marcar escuela. Por ejemplo, el caso de Costa Rica, que es mucho más pequeño que Chile, y en lo que tiene que ver con la fijación de carbono fueron pioneros en los ‘90 en ese tema, además de evitar la pérdida de bosques. Países pequeños pueden abrazar el desafío de mostrar el camino y Chile lo está haciendo también con el uso de tecnologías de energía limpia y tendríamos que hacerlo también con estos temas de restauración de bosques y biodiversidad. Ahí estamos al debe”, indicó.

En tanto, el Director de Investigación y Creación Artística de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la UdeC, Dr. Ronald Mennickent Cid, detalló que, “durante la COP26, el mundo académico ha puesto sobre la mesa temáticas y resultados concretos que permiten al mundo político dialogar y esbozar estrategias para enfrentar de la mejor forma posible el desafío del cambio climático. Este tipo de encuentros internacionales muestra el camino que debieran seguir los gobiernos para tomar decisiones de alcance global basadas en resultados científicos. La COP26 en particular ha traído mensajes auspiciosos, aunque todavía hay mucho por hacer en relación a transformaciones energéticas y compromisos medioambientales”.