El 11 de septiembre de 2021, en el Coliseo Antonio Azurmendy Riveros de Valdivia, la Universidad de Concepción caía ante el CDV por 66-63. En la última posesión, Diego Silva Campos -actual capitán del quinteto penquista- corrió toda la cancha y no lo pensó dos veces. Clavó los frenos, lanzó y empató el partido.

El actual técnico de la selección chilena, Juan Manuel Córdoba -que por ese entonces entrenaba a los valdivianos- pidió minuto de inmediato ante una UdeC que se preparaba para defender el último balón.

Con un Silva exultante, el primero que llegó a su encuentro y lo estremeció con un pechazo fue él: Rodrigo Madera Cirio, que era uno de los cinco jugadores del Campanil en cancha.

Ya en la jugada posterior, el otrora DT de Basket UdeC, Cipriano Núñez Sepúlveda, dejó a Madera en el banco. La UdeC tuvo el triunfo luego del robo del por entonces capitán Carlos Lauler Zañartu, que segundos después tuvo el título en sus manos en el tiempo reglamentario con un tiro destapado.

Lo falló. Casi todos se agarraban la cabeza. Madera no. Él miraba a sus compañeros y gesticulaba moviendo sus brazos con las palmas hacia abajo. Pedía calma. Minutos después, cuando un rebote ofensivo de la UdeC sentenció la suerte valdiviana y le dio a la UdeC su primer título de la Liga Nacional de Básquetbol, fue el primero en girar hacia la barra penquista y celebrar con ellos.

Rodrigo Madera Cirio, nacido en 1990 en República Dominicana, acaba de fallecer este 25 de noviembre. Hijo de madre chilena, llegó a jugar profesionalmente el año 2014 a Español de Talca, arribando a la Universidad de Concepción en mayo de 2018.

En aquella campaña del histórico primer título de la LNB, Rodrigo Madera no fue cualquier pieza. En semifinales contra el CD Colegio Los Leones de Quilpué fue decisivo en el quinto partido -y final de la serie- con 11 puntos y 9 rebotes; mientras, en el más que estrecho segundo partido de la final ante el CDV (58-56) hizo lo suyo con 10 unidades y 5 tableros.

Guerrero hasta el último día

Un mes después del logro en la LNB, la Universidad de Concepción participó en la Supercopa disputada en Puerto Varas en octubre de 2021. Ahí empezaron los problemas de salud de Madera, quien lo relató de la siguiente manera a Noticias UdeC el 10 de enero de 2022.

“Todo empezó en la Supercopa en Puerto Varas. Pasó en el primer partido contra Las Ánimas. No sentí nada en el partido, sí luego cuando el cuerpo se enfrió me empezó a molestar la zona inguinal, pero pensé que en la noche se me pasaría. No fue así. Al día siguiente estaba mal, no podía apoyar el pie”.

Aun así, jugó un par de minutos en el último cuarto de esa final ganada ante Puerto Varas y a la vuelta le hicieron una ecografía, donde apareció un desgarro en la ingle. Se empezó a tratar como desgarro y luego de eso, a la semana de estar en tratamiento, se empezó a inflamar la zona y ahí fue cuando surgieron las primeras voces de alerta.

“Un fin de semana jugábamos en Santiago y viajé con el equipo para ir a la Clínica Meds; ahí me vio el doctor Roberto Yáñez, me hicieron resonancia y ecografía, pensando que era sangre coagulada. Volví a sesiones de kinesiología a Concepción por dos semanas. Luego regresé a Santiago porque seguía la coagulación. Ahí finalmente me hicieron la biopsia y los resultados salieron el 31 de diciembre. Ese fue mi Año Nuevo”, contaba entre risas el espigado pívot.

Justamente esa sonrisa, tan característica de ese hombre que era muy duro bajo el tablero, aparecía en todos los momentos en los que Rodrigo no estaba compitiendo. Alegre como pocos, fue siempre con esa sonrisa noble a cuantas clínicas de básquetbol participó. Su sonrisa era genuina, de las pocas que no desaparecen cuando no hay flashes.

En cancha que jugaba la UdeC en el sur del país, ahí estuvo Rodrigo Madera. Impedido de jugar por su diagnóstico médico, fue un hincha más y estuvo en cuanta copa siguió levantando el Campanil, recibiendo siempre el inmenso amor de sus compañeros y cuerpo técnico.

Incluso en enero de este año, levantó la Copa Chile en Ancud; invitado por los capitanes Diego Silva Campos y Evandro Arteaga Fuentes. Cada vez que uno conversaba con él, conmovía su optimismo respecto a su enfermedad. Y cómo no, si en medio de esta vio venir a este mundo a una pequeña hija.

Para ella, para esa pequeña niña hija de Rodrigo Madera: tu padre, en este rincón del mundo, en la Universidad de Concepción, dejó una preciosa imagen y se llevó el amor de todos quienes alguna vez fueron a verlo jugar en la Casa del Deporte. Peleó como un león hasta su último día. Todo lo que te cuenten acerca de él seguramente quedará corto, porque Rodrigo era un hombre de una bondad y una sonrisa interminable.

Información: Noticias UdeC