Abordar usos no tradicionales de la planta de Pita, ha sido uno de los principales objetivos de la investigación “Exploración y actualización de técnicas de trabajo con fibra vegetal Pita (Phormium tenax)” que, dirigida por un equipo interdisciplinario integrado por la gestora de proyectos culturales y artesana registrada en MINCAP, Natalia Vásquez; la diseñadora industrial, Paulina Fuentealba; y el sociólogo, educador y artesano, Nicolás Pozo, ha generado importante sinergia con artesanos, artesanas y productores, que han sido parte también del proceso durante este año.

El enriquecedor trabajo, que es posible gracias al Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes 2022, del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio; les ha permitido conocer más del (la) “harakeke”, nombre que le dio el pueblo maorí en Nueva Zelanda, de donde es originaria esta planta, cuyo nombre científico es Phormium tenax; y siendo reconocida en Chile como “pita”, “manila” y también “ñocha”. Es una de las fibras vegetales usadas tradicionalmente en cestería, elaboración de objetos utilitarios y ornamentales, y ha acompañado la vida de las comunidades a través de los tiempos.

Es por eso que las comunidades han sido parte fundamental de este proceso. “El trabajo con artesanos y artesanas ha sido muy enriquecedor, porque hemos ido conociendo este gran tejido, y la recepción de las personas mayores ha sido muy linda. Ellos han visto cómo con el tiempo se han ido perdiendo estos saberes, tradiciones, y por eso se alegran mucho de ver que haya personas más jóvenes buscando aprender, revitalizar materialidades como la pita, u oficios como la cestería”, contó el sociólogo y artesano Nicolás Pozo.

En concreto, buscan descubrir la posibilidad de elaborar un hilo a partir de la hoja de Pita de manera artesanal o mecánicamente asistida, para ser aplicado a técnicas tradicionales y fabricar una superficie textil. “Nuestra idea es seguir aportando a un ambiente con menos contaminación, y reducir en alguna medida el consumismo que nos genera tanta basura, desde la valoración del trabajo artesanal y la fibra vegetal. Queremos que las personas puedan realizar sus propios objetos, y la fibra de pita es un material perfecto para esto, ya que en buenas condiciones es muy resistente y durable, y una vez que lo queremos desechar lo podemos incorporar en la tierra, como abono para continuar el ciclo de la vida”, explicó la investigadora, Natalia Vásquez.

Para esto, han realizado un minucioso trabajo de campo, conociendo, entrevistando e identificando saberes, técnicas y herramientas, de las personas que trabajan la fibra vegetal de la pita haciendo choapinos, alfombras, cuelgas, bolsos, carteras, paneras, fruteras, individuales, entre otras.

Creo que el hecho de visibilizar técnicas, artesanos y artesanas, localidades, características, procesos de extracción y uso de la Pita en Redes Sociales, ha logrado fortalecer una comunidad y grupos interesados en esta disciplina manual, por lo que se ha contribuido a difundir su uso y valorar sus cualidades. Además, creo que este tipo de proyectos, abren un campo de exploración amplio a todos y todas quienes deseen ahondar en el mayor conocimiento de la fibra misma y su potencial de uso”, destacó la diseñadora industrial, Paulina Fuentealba.

También, trabajar con el laboratorio textil certificado de la USACH, en Santiago, ha sido relevante para la investigación. “Ahí nos relacionamos con la ingeniera textil María Neira, respondiendo al objetivo específico de caracterizar físicamente la Pita y evaluar su potencialidad para ser usada como fibra textil. Esto se traduce en un trabajo de exploración y profundización en aspectos como flexibilidad, elasticidad y resistencia de las fibras obtenidas de las hojas de pita”, explicaron.

Por esto, enviaron muestras de hebras y fibras de hojas de pita de plantas provenientes de Teno, Tomé, y Quinchamalí, siendo la última conseguida con su propio prototipo de máquina desfibradora manual, que fabricaron para la investigación inspirándose en la desfibradora mecánica que conocieron en Teno, la que adaptaron para funcionar con una manivela y procesar menor cantidad de material.

Exploramos así, la creación de un hilo con proceso artesanal, a partir de las fibras de la hoja de Pita, y lo utilizamos para crear muestras con técnicas tradicionales de tejeduría como telar maría, aduja, tejido a palillo, a crochet, etc.”, acotaron.

Ya en su fase final de investigación, el equipo decidió postular nuevamente un proyecto a los Fondos Nacionales de Diseño – FONDART 2023, con el fin de “continuar el desarrollo de las técnicas y herramientas que nos permitan generar un hilo delgado y uniforme para la confección de cortinas, por ejemplo, ya que por la naturaleza de la fibra y sus características de aislante y de resistencia a los rayos UV se presenta como un material ideal para este tipo de accesorio del hogar”.

Por otra parte, el rescate de información que ha realizado, ha dado pie a un importante registro. “A medida que fuimos indagando, nos dimos cuenta de que hay un mundo de información que necesita ser rescatada, organizada y en algunos casos, validada, para poder generar en Chile un conocimiento técnico actualizado que sirva como soporte teórico a todos quienes están motivados por esta tradicional práctica, además de atraer a nuevos creadores/as y diseñadores/as que puedan innovar en su uso”, finalizaron.

Cabe destacar que los resultados de esta innovadora investigación interdisciplinaria, junto con la sistematización del proceso, se darán a conocer con la publicación de un librillo a fin de 2022.