Por la Dra Allisson Astuya, investigadora COPAS Coastal, directora del Laboratorio de Biotoxinas de la UdeC LBTx.

¿Alguna vez te has preguntado por qué el mar se ve de color azul o las lagunas más paradisiacas son verdeazuladas si el agua es transparente? Pues bien, estas características se las dan los organismos que viven en ella, entre los que destacan el fitoplancton y sus principales representantes: las microalgas o diatomeas, organismos microscópicos fundamentales en los ecosistemas acuáticos y que son los productores primarios, es decir, son alimento de otras especies.

La mayor parte del fitoplancton son fotosintéticas, o sea que pueden utilizar la luz del sol como energía y poseen capacidad de captar CO2 del ambiente para crecer, aunque también pueden utilizar compuestos orgánicos como fuente de carbono; esto nos habla de la gran diversidad que existe y de lo poco que sabemos de ellas. Además, contienen sustancias de reservas como lípidos, carbohidratos y proteínas, las que son realmente atractivas para la producción de algunos compuestos de interés biotecnológico, como por ejemplo los preservantes y aglomerantes, vitaminas, pigmentos, aminoácidos, polisacáridos, entre otros bioactivos que se utilizan en industrias como la alimenticia, farmacéutica y cosmética, dándoles un gran valor agregado.

Las microalgas contienen pigmentos que en ocasiones le da color a la biomasa. Si éstas poseen pigmentos rojizos y se encuentran en condiciones ambientales favorables para crecer, su aumento provoca el cambio en la coloración del agua y son la razón de haber dado el nombre de “marea roja”, cuya denominación correcta sería floraciones algales. Pero también es posible encontrar “mareas no rojas”, en las cuales no siempre los pigmentos son rojizos, sino de tonalidades café o verdes. Es importante tener en cuenta que las floraciones microalgales son fenómenos naturales y no siempre son tóxicos o nocivos.

Es más, existen microalgas que no logran cambiar la coloración del agua y es lo que podríamos denominar como “no marea”, pero ojo que esto no significa que no sea nociva. Existen microalgas que son capaces de dañar la vida de la columna de agua, producir varazones, producir biotoxinas y que podrían ser bioacumuladas en los mariscos, o que podrían matar a los peces dañando sus branquias o a otros organismos de la cadena trófica sin cambiar la coloración en la columna de agua; éstas son las que llamamos “floraciones algales nocivas”, FAN.

Dado lo poco que se sabe respecto a las biotoxinas y su rol ecológico o para que las usan las microalgas, sumado a la imposibilidad de predecir su aparición, se hace necesario monitorear para prevenir intoxicaciones humanas o las pérdidas de organismos acuáticos, daños al turismo y a las actividades comerciales. Es importante comprender que no podemos eliminar las microalgas, por lo que entonces sólo nos queda saber convivir con ellas, pero ¿cómo lo logramos? Para esto, es importante atender al llamado de prevención de las autoridades, sobre todo cuando se realizan cierres o vedas cautelares. La Subsecretaría de Salud Pública y el Programa Nacional de Vigilancia y Control de las Intoxicaciones por FAN del MINSAL, están preocupados de prevenir las intoxicaciones.

Por otra parte, el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA), la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (SUBPESCA), el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) y otros laboratorios independientes como el Laboratorio de Biotoxinas de la Universidad de Concepción, (LBTx-UdeC), que forma parte del Centro de Investigación Oceanográfica COPAS Coastal, estamos interesados en que la información sea expedita, ya que tenemos una responsabilidad social en ser parte de la solución. Sin embargo, no basta con acciones independientes, se requiere mayor inversión en tecnología de parte del Estado, formación de capital humano e involucramiento de la población.

En este último punto es necesario que la comunidad participe siguiendo las recomendaciones, autorizando la toma de muestras para los seguimientos y monitoreos. Además, siempre será fundamental la enseñanza, divulgación y transferencia del conocimiento para enfrentar las FAN, sobre todo en un entorno de cambio climático donde se pronostica un aumento en distribución, magnitud y frecuencia de estos fenómenos naturales.