Una de las últimas novedades dentro de la literatura nacional es “La magia del sur”, escrita por Guido Arroyo, escritor valdiviano que además es fundador y director de la editorial Alquimia Ediciones.
Algunas de sus obras son Postales Bs As (2006), Cerrado por derrumbe (2008), Zonas de excavación (2011) y Naturaleza muerta (2012); el volumen de ensayos La poesía chilena no existe (2020), y es coautor de la crónica Chacarillas. Los elegidos de Pinochet (2019).
El autor explicó que no tiene la certeza de cuándo comenzaron sus primeras incursiones dentro de la escritura pero que desde la época universitaria ya comenzaron sus primeros esbozos. Así, recordó el escritor, “apenas llegué a Santiago, vivía en una pieza de pensión, era estudiante universitario y me acuerdo perfecto quedarme un viernes hasta muy tarde tomando cerveza, escribiendo un poema largo sobre Valdivia (…) con un cementerio largo de cervezas (…) escribiendo”.
Valdivia desde Guido
Una de las temáticas fuertes del libro es la influencia del paisaje y entorno en el que creces, por lo que el autor hace la reflexión de cuando uno vuelve a esos rincones recónditos de la memoria. El paisaje de los bosques, de los ríos y las plazas siguen latentes a lo largo de la vida de Guido, tanto en Santiago como en otras ciudades dentro y fuera del país.
Su bibliografía estuvo ligada a lecturas bíblicas, sin embargo, en la Biblioteca Municipal de Valdivia se encontraba un rinconcito de poesía de autores valdivianos como Maha Vial, Jorge Torres y Omar Lara, entre otros.
Ese momento para el autor fue como un portal que se abrió. “Maha era una poeta punk, que tenía vehemencia, en ese tiempo ecologista, feminista, muy política y a la vez, a mi entender, una poeta que se podía situar como a Rodrigo Lira”.
El libro en general hace un recorrido por la ciudad y su entorno, describiendo diversas situaciones tales como la cultura, su flora y fauna, así como también las dualidades que están presentes en Valdicia, como el conservadurismo y el espacio de las disidencias sexuales que se hace presente desde el arte y la cultura.
La belleza de su naturaleza y el gran terremoto del ’60 sirven como marco para generar un mosaico que muestra toda la diversidad que emana esta ciudad, tanto en lo físico como en lo místico.
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Por Catalina Ulloa, estudiante de Periodismo UdeC.