En el ámbito de la economía ambiental se estudia la consistencia entre los comportamientos declarados o afirmados y los comportamientos revelados. “Los primeros hacen referencia a nuestras percepciones en relación a un tema en particular, por ejemplo, estar de acuerdo o en desacuerdo con la prohibición del uso de bolsas plásticas de un solo uso; mientras que los segundos, se refieren a las acciones que realizamos en la vida diaria en relación a un tema en particular, por ejemplo, llevar siempre conmigo una bolsa reutilizable para evitar utilizar plásticos de un solo uso”, explica Marcela Jaime, economista ambiental, académica de la Universidad de Concepción e investigadora del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES).

Un estudio, publicado en la revista Waste Management, titulado “Exploring consistency between stated and revealed preferences for the plastic bag ban policy in Chile”, y en el que Marcela Jaime es autora principal, analizó los datos antes de la implementación de la política nacional de prohibición de bolsas plásticas de un sólo uso, para comprender los factores que impulsan evitar el consumo de plástico y explora las posibles inconsistencias entre las preferencias reveladas y declaradas de las personas. El artículo estudia el vínculo entre el uso de bolsas reutilizables, un comportamiento revelado, y el nivel de acuerdo de los individuos con una política de prohibición de bolsas de plástico en el país (previo a la entrada en vigencia de la ley), un comportamiento declarado, evaluando si estos comportamientos están correlacionados.

El gran problema del plástico

Hace años que escuchamos que la magnitud del problema de la contaminación por plástico sólo crece. Pero a veces, cuando la catástrofe sucede en tiempo real y a nivel planetario, nos insensibilizamos, por lo que repasaremos algunos datos:

  • En 2014, la producción mundial de plásticos se estimó en alrededor de 300 millones de toneladas métricas por año.
  • Anualmente se utilizan mil millones de bolsas de plástico en el mundo, a un ritmo de 2 millones de bolsas de plástico por minuto.
  • La basura en el mar daña a más de 600 especies marinas, e impone riesgos adicionales a grupos como las aves marinas, en que el 99 % de su población tiene mayor probabilidad de verse afectada por la ingestión de plástico para 2050.
  • También hay evidencia de que el 15% de las especies en peligro de extinción se han visto afectadas por ingestión y enredo de plástico.

En este complejo escenario, una de las medidas que han adoptado algunos gobiernos es la prohibición de las bolsas de plástico de un sólo uso, como ha sucedido en China, Mauricio, Ruanda y Kenia. La normativa en Chile comenzó como una iniciativa voluntaria y autónoma a nivel municipal, principalmente en comunas costeras con una mayor dependencia del turismo como principal actividad económica. En 2013 Pucón fue el primer municipio en prohibir el uso de bolsas plásticas. Para 2018, un total de 76 comunas habían promulgado ordenanzas municipales destinadas a promover la reducción, sustitución y eliminación gradual de las bolsas de plástico en las ciudades.

En respuesta a estos esfuerzos, el gobierno presentó un proyecto de ley que las prohibía en todo el país a partir de agosto de 2018. Con esta regulación, Chile fue el primer país latinoamericano en prohibir el uso de bolsas de plástico de un solo uso en todo su territorio.

La brecha entre lo que se dice y lo que se hace

La economía del comportamiento es un área de estudio bastante nueva en Chile. Esta disciplina busca comprender los factores psicológicos, sociales y/o cognitivos que influyen en las personas al momento de tomar decisiones económicas. “La discusión sobre aspectos económicos y de comportamiento en el ámbito de disposición de recursos es algo relativamente reciente”, menciona Marcela Jaime, y agrega que “una de las iniciativas más comentadas, debido a que nos afecta a todos como consumidores, es la prohibición de las bolsas plásticas de un solo uso. Dada nuestra naturaleza, en algunas ocasiones, los seres humanos tendemos a ser inconsistentes entre lo que pensamos y lo que hacemos”.

Esta realidad, que podemos observar en muchas personas, y si somos sinceros, tal vez en nosotros mismos, fue lo que motivó el estudio, según nos cuenta la investigadora, “ya que para que una política de esta índole sea exitosa, es necesario que exista consistencia entre nuestros comportamientos afirmados, las percepciones respecto a la importancia/necesidad de la prohibición y  las acciones que realizamos para no utilizar plásticos de un solo uso. El análisis de las potenciales divergencias entre ellos, tienen el potencial de entregarnos información fundamental para reconciliar ambas dimensiones”.

Luego de analizar los datos de la Encuesta Nacional de Medio Ambiente, el equipo investigador encabezado por Marcela Jaime, constató “que los comportamientos revelados en el ámbito del uso de plástico están fuertemente vinculados a la realización de otras acciones pro ambientales en otras áreas, como el reciclaje y acciones para usar menos agua y/o electricidad, y también a la percepción de la presencia de basura como uno de los principales problemas ambientales de la comuna. Por su parte, los comportamientos declarados/afirmados, están principalmente explicados por las percepciones de los individuos en relación a su contribución y la de otros individuos al problema de la contaminación. Lo anterior evidencia una separación de ambos procesos por parte de los individuos”.

Consultada sobre si hubo diferencias entre los resultados en municipalidades donde se aplicó de manera voluntaria la prohibición y en los que no, la investigadora señaló que “en el caso de las municipalidades donde se implementó voluntariamente la prohibición, las preferencias reveladas y afirmadas de los individuos fueron consistentes, lo que no ocurrió en el subgrupo de municipalidades sin experiencia previa en este tipo de regulación”.

Educación ambiental en el Biobío

Además de investigación científica, el programa ha trabajado con las comunidades de la región del Biobío, a través de un proyecto piloto de educación ambiental que se realizó en 2020 en establecimientos de la zona. “Esta fue una experiencia invaluable para la vida académica del equipo de investigación. Reafirmó la importancia de realizar investigación con impacto en términos de políticas públicas, y de entregar a la sociedad el conocimiento generado a través de la investigación”, resume la Doctora en Economía Ambiental.

Uno de sus productos es el libro “Reduciendo la Contaminación por Plástico en el Océano”, de los autores Marcela Jaime y César Salazar, que contiene el material educativo utilizado en el proyecto y además buscaba incorporar a las familias al cuidado del mar.

Pueden descargar el libro acá.