Durante octubre se conmemora el Mes de la Educación Financiera, una iniciativa que busca promover el conocimiento, la planificación y el uso responsable del dinero en todos los ámbitos de la vida. La fecha invita a reflexionar sobre la importancia de adquirir hábitos financieros saludables, desde el ahorro y la inversión, hasta la administración de deudas y la toma de decisiones informadas.
En un contexto donde la inflación, el endeudamiento y la incertidumbre económica afectan directamente a los hogares, la educación financiera se vuelve una herramienta esencial para fortalecer la estabilidad y el bienestar de las personas y sus familias. Aprender a elaborar un presupuesto, entender los productos comerciales y planificar metas a corto y largo plazo permite tomar el control de las finanzas personales y prevenir dificultades futuras.
Carmen Gloria Silva, jefa de Políticas Públicas de Banco Santander, expresó que la educación financiera es un concepto amplio y cotidiano que “tiene que ver con la relación que tenemos con el dinero. Es un tema de conocimiento y también de comportamiento”.
La economista agregó que una herramienta útil es elaborar un presupuesto, en un cuaderno o en una planilla digital, ya que permite llevar un control de los ingresos y gastos, tanto fijos como variables, de cada mes.
La educación financiera es útil para todos los grupos de la población: estudiantes, trabajadores, emprendedores y adultos mayores.
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