El viaje comenzó hace 18 años y puede extenderse por mucho tiempo más. Mohammad Tajeran recorre el mundo ligero de equipaje y acompañado de su bicicleta, con la misión autoimpuesta de que el mensaje «necesitamos árboles» se replique, para así educar a más personas y aumentar la concientización sobre el necesario cuidado del planeta.

“Cuando comencé a viajar, quería hacer algo por la naturaleza, pero no soy especialista en medio ambiente. Después empecé a plantar árboles en las escuelas de India y luego en Tailandia, y descubrí que puedo poner una idea positiva en la cabeza y el corazón de los niños”, recuerda el ciclista iraní en su paso por Concepción, en una visita que inscribe a Chile en el lugar 59 de su larga lista de países recorridos y que le permitió relacionarse con estudiantes UdeC, para inspirar con su aventura.

Recorrer el mundo en bicicleta, es para Mohammad, predicar con el ejemplo y tomar acción. Es muy amigable con el medio ambiente, porque no usas combustible, solo necesito usar mi fuerza y tampoco generas tráfico, ni contaminas el aire”, dice en un español que aún no le resulta del todo familiar.

Entre pedaleos y horas en la ruta, en 2014 Mohammad creó «We need trees», asociación con sede en Suiza que le permite promover su amor y respeto por la naturaleza, y realizar charlas que motivan a las comunidades a sumarse a su cruzada por un entorno sano y sostenible para el bienestar de la humanidad. Para eso, visita escuelas y dialoga con estudiantes, destacando al árbol como un símbolo universal de vida y generosidad. A diez años del inicio de la fundación, ha capacitado a personas afines a sus intereses, asegurando así que cuando él parta a una nueva ruta, todo el trabajo realizado tenga continuidad a nivel local, y no se desvanezca.

“Hay muchas ciclovías, pero a mí no me gustan mucho, porque aunque es más seguro, siento que soy un turista. Me gusta estar en la ruta para sentirme un viajero”, cuenta el ciclista que en su travesía ha recorrido 92 mil kilómetros, impartiendo 700 talleres, involucrando a 16 mil 600 niños y niñas, y dejando a su paso un legado de 3 mil 800 árboles plantados.