Las mujeres han sido históricamente el alma de la agricultura familiar campesina, un rol que han ejercido invisibilizadas y sorteando dificultades como el acceso a tierras, financiamiento y participación limitada en espacios de toma de decisiones. No obstante, en los últimos años se han reforzado políticas y programas para mejorar sus condiciones de vida en el mundo rural, desafíos que son prioridad en el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), dependiente del Ministerio de Agricultura.
En 2024, las mujeres alcanzaron el 55,3% del total de usuarios apoyados por la institución con asesoría técnica, cifra que a nivel regional se traduce en 6.712 agricultoras. La mayoría participa en los programas Prodesal (Programa de Desarrollo Local) y Pdti (Programa de Desarrollo Territorial Indígena), donde representan el 59% y 51% de los beneficiarios, respectivamente. El trabajo que realizan es diverso: desde el cultivo de hortalizas hasta el manejo de animales menores, producción de miel, elaboración de agroprocesados, confección de artesanías, entre otros.
Sin embargo, el aporte de las campesinas va más allá de la producción, siendo “las grandes guardianas de la biodiversidad y del patrimonio agroalimentario”, como destacó Fabiola Lara, directora regional del Indap.
El reconocimiento de la labor femenina también se refleja en la ejecución del Programa Mujeres Rurales, a través de Indap y Fundación Prodemu, que anualmente brinda apoyo integral a más de 300 productoras en un proceso de acompañamiento que se extiende por tres años. De esta forma, se apunta a potenciar sus emprendimientos y facilitar su inserción en el mercado para que tengan una participación activa en la economía agrícola.
Pamela Gatti, seremi de Agricultura, se refirió a esta labor, indicando que “si queremos un sector agrícola más justo y equitativo, debemos garantizar que ellas tengan acceso real a oportunidades de desarrollo y eso estamos haciendo como gobierno a través del Indap y de los distintos servicios del agro”.
Los avances han ido a la par de la autovaloración de las mujeres y su participación en espacios de representación. “Empoderar a las campesinas es una tarea urgente para generar cambios más profundos y lograr un desarrollo rural con equidad”, sostuvo Lucía Millanao, delegada de la Mesa Regional de la Mujer Rural e Indígena. La instancia es liderada por el Indap y la Seremi de la Mujer, recogiendo las necesidades y observaciones a la oferta programática institucional.
En la misma línea, las Escuelas de Lideresas han reforzado este objetivo en los últimos dos años, con cerca de 100 mujeres que han adquirido herramientas para desarrollar el liderazgo, la inteligencia emocional, la comunicación efectiva y la toma de decisiones, capacidades que buscan hacerlas parte activa del desarrollo rural.