El Premio Nobel de la Paz ha recaído en la activista iraní Narges Mohammadi. El galardón llega poco más de un año después de la muerte de Mahsa Amini y en un momento en el que otra mujer, Armita Garawand, permanece en coma tras ser detenida en el metro de Irán.

Mohammadi es subdirectora del Centro de Defensores de los Derechos Humanos, fundado por Shirin Ebadi, también ganadora del Nobel. Además, Mohammadi ha sido condenada a varias penas de cárcel desde 2011 y actualmente está recluida en la tristemente célebre prisión de Evin, en Teherán, por “difusión de propaganda”, según informa la BBC.

La vocera del Comité Noruego del Nobel, encargado de entregar este premio, Elizabeth Throssell señaló que han “decidido conceder el Premio Nobel de la Paz 2023 a Narges Mohammadi por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su lucha por promover los derechos humanos y la libertad para todos”.

Entrevistada en RFI el pasado mes de julio, la periodista se mostró tranquilizadora: “Estoy bien. Tengo mucha confianza y me mantengo activa” señaló Mohammadi y comentó que seguía investigando la “tortura blanca” y las “celdas de aislamiento”: “Parte de mi trabajo en derechos humanos está dedicado a la cuestión de las violaciones, agresiones y violencia sexual contra mujeres manifestantes y opositoras al régimen, cometidas por agentes del Estado”.

Precisamente, en su discurso de anuncio del premio, el Comité Nobel quiso destacar la valentía de las mujeres iraníes, víctimas de la represión del régimen iraní y fuentes de inspiración para el mundo entero. “Hemos visto su valor y determinación frente a las represalias, la intimidación, la violencia y la detención”, manifestó Throssell.