Más de 35 millones de personas están convocadas para sufragar este domingo en las elecciones presidenciales en Argentina, en las que cinco postulantes buscan suceder a Alberto Fernández: Javier Milei (La Libertad Avanza), Sergio Massa (Unión por la Patria), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Myriam Bregman (Frente de Izquierda) y Juan Schiaretti (Hacemos por nuestro país).

La inesperada votación alcanzada en las primarias de agosto pasado, en que obtuvo siete millones de preferencias, convirtió al libertario Milei en el favorito para asegurar, al menos, el paso a una eventual segunda vuelta en la que podría enfrentarse al peronista Massa o a Bullrich, candidata del PRO, partido de centro derecha al que también pertenece el ex presidente Mauricio Macri.

La economía parece alzarse como el tema que definirá estos comicios, en un país con una inflación interanual superior al 100%, la más alta en tres décadas.

La Dra. Julieta Suárez-Cao, subdirectora del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile, sostuvo que “en Argentina estamos en un momento hiperinflacionario y eso genera, obviamente, crisis de confianza, problemas cotidianos con respecto al desabastecimiento, por ejemplo. Si bien no en todos los sectores o en todas las zonas del país se vive de la misma forma, es una situación altamente volátil”.

En medio de este panorama, apuntó la politóloga, en que el candidato oficialista es el actual ministro de Economía, Milei emerge “como un outsider, alguien que no es de la ‘casta’ política, de un movimiento que nunca ha gobernado, con posturas muy extremas para la Argentina (…) además, se presenta como quien viene a traer la solución económica, porque es un economista y porque esta situación es la más acuciante en este momento”.

Para el Dr. Christopher Martínez Nourdin, director del Magíster en Política y Gobierno UdeC y profesor asociado de esta casa de estudios, la candidatura de Milei responde al factor emocional ante el actual momento económico trasandino, ya que “frente a este tipo de necesidades apremiantes, la gente está desesperada”.

“El león”

“No vengo a guiar corderos, vengo a despertar leones” grita Javier Milei en uno de los clips que más se repite en el contenido de redes sociales en torno a su figura. Memes y caricaturas que lo muestran como un león, un superhéroe o una figura de acción, videos de intervenciones en las que “destruye” a sus contrapartes o las recientes imágenes en las que carga una motosierra en un mitin de campaña, figuran entre el material viralizado con fuerza por sus seguidores.

Milei, como lo reconocen sus votantes y también sus detractores, es una figura mediática antes que política. Economista de la Universidad de Belgrano, era conocido principalmente en los ambientes de la academia y las finanzas antes de su debut televisivo en 2016, al alero del reconocido conductor Alejandro Fantino.

Un lenguaje provocador, el repudio al kirchnerismo, disputas contra ‘zurdos’, ‘parásitos’ y ‘chorros’, tildar a los impuestos de ‘robo’ o plantear la posibilidad de dolarizar, tal como en la década de los noventa, fueron consolidando su imagen y la fuerza de la plataforma política La Libertad Avanza (LLA), que le permitió llegar a la Cámara de Diputados en 2021 y estar cerca hoy de convertirse en el nuevo inquilino de la Casa Rosada.

Esos mismos elementos dominan la imagen del candidato Milei, que en su programa de gobierno promete no sólo dolarizar, sino que reducir el gasto público, eliminar ministerios, privatizar las empresas del estado y cerrar el Banco Central. Esto, acompañado de un discurso crítico del “adoctrinamiento”, la agenda de género y que enmarca su lucha en una “batalla cultural”.

Se trata de un liderazgo, como planteó la Dra. Suárez-Cao, “que no es nuevo en el mundo, es muy similar a otros candidatos de lo que llamamos la derecha populista radical o la ultraderecha, que viene con este discurso profundamente conservador en temas culturales (…) Milei tiene esta posición ahora de conservadurismo moral, social, a pesar de tener un discurso libertario. Es un discurso anti estado, pero también anti disidencias, anti mujeres, eso en Argentina es muy llamativo”.

La investigadora sostuvo también, a nivel de hipótesis, que sería “erróneo o apresurado decir que es una reacción a los avances en Argentina” y que el efecto del discurso de Milei pasaría principalmente por la gravedad de la situación económica y la crítica a las élites.

En línea con figuras como Trump o Bolsonaro, las encuestas reflejan que el mayor apoyo a Milei radica en el electorado masculino, una diferencia que para la politóloga, podría explicarse porque “las mujeres tienen mucho más claro qué es lo que pueden llegar a perder”.

Milei “captura el enojo con la clase política” de manera transversal, lo que explica que su electorado no pueda asociarse únicamente a la ultraderecha, afirmó el Dr. Martínez.

El Dr. Ignacio Arana, profesor del Instituto para la Seguridad y Tecnología de Carnegie Mellon University, Estados Unidos, recordó que “en situaciones de crisis se produce un vacío de liderazgo, en donde la gente busca liderazgos no tradicionales (…) Llama la atención, grita, insulta, y sabemos que el conflicto siempre atrae”.

El académico reflexionó acerca de la relación entre los medios de comunicación y este tipo de figuras, criticando que, al igual que los medios estadounidenses con Donald Trump, “hablan todo el día de ellos y les dan publicidad gratuita”.

Para Javier Pérez Barrientos, académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo y especialista en comunicación política, los elementos más excéntricos del candidato, como sus propuestas en torno al mercado de órganos o la relación con sus mascotas, pasan a ser “accesorias”, ya que, ante la compleja situación que vive Argentina, “la elección no se está jugando ahí”.

El día después

El sistema electoral argentino estipula que un candidato puede ganar la elección presidencial en primera vuelta si obtiene el 45% de los votos válidamente emitidos o si obtiene el 40% de las preferencias alcanzando una ventaja de diez o más puntos porcentuales por sobre el segundo.

Consultada sobre la efectividad de un “frente anti Milei” en un eventual balotaje, en que los votantes de Massa y Bullrich se unan para respaldar a quien se enfrente al libertario, Julieta Suárez-Cao señaló que a diferencia de lo que ocurrió en Chile para la segunda vuelta entre Boric y Kast, una posible alianza puede resultar poco creíble producto de la magnitud de “la grieta, la polarización entre el peronismo y Juntos por el Cambio”.

En esta línea, planteó que otro factor a tomar en cuenta, y que se suma a la incertidumbre imperante, puede ser la cercanía de Milei hacia sectores del peronismo, a partir de la reivindicación que el economista ha hecho públicamente del gobierno del ex presidente Carlos Menem.

¿Y si gana Milei?

Como reza el dicho, “otra cosa es con guitarra”, y en política, ser candidato presidencial es muy diferente a ser la primera autoridad del país. ¿De qué manera podría Milei concretar sus promesas de campaña?

Junto con plantear que, en la actualidad, “ganar una elección es un proceso bastante más simple que gobernar”, Javier Pérez indicó que un hipotético Presidente Milei no sólo carecería de las necesarias mayorías en el Congreso o en las gobernaciones, sino que inmediatamente pasaría a ser parte de la “casta” que hoy crítica.

“Se acaba el boom de la promesa del candidato y pasa a ser importante la capacidad que tenga de gobernar”, agregó.

Christopher Martínez planteó que el problema no sólo es la falta de una mayoría propiamente tal, sino que las “lealtades” al interior de un movimiento político de corta data que, además, surge en un momento crítico de la economía nacional.

En paralelo, la base social y la oposición peronista podrían tensionar la situación al punto de “hacer difícil que pueda completar su mandato”.

Finalmente, el Dr. Martínez proyectó que las relaciones bilaterales en Sudamérica podrían entrar en conflicto, “sobre todo en el plano retórico, entre la derecha que él representa, que es una derecha que estamos viendo en varios países del mundo, que surge y gana electoralmente, versus movimientos o presidentes de izquierda con niveles de fragilidad como Boric o incluso Lula (…) Ese triunfo en Argentina tendría repercusiones en otros países y en cómo la derecha plantea articularse y los lazos que van a establecer en estos países esas derechas”.