Este domingo a las 23:05 se percibió un temblor de magnitud 6.6 y 50 kilómetros al Noreste de Lonquimay, en la región de la Araucanía. De acuerdo a la información entregada por el Centro Sismológico Nacional, el movimiento tuvo lugar a 206 kilómetros de profundidad.

De acuerdo al geólogo Jorge Quezada, académico del Departamento de Geología UdeC, el temblor de este domingo es distinto a otros movimientos que tienen su epicentro más cerca de la costa y, además, a menor profundidad.

Si bien estos movimientos tienen su origen en el desplazamiento de la Placa de Nazca bajo la Placa Sudamericana, el terremoto de 2010 fue mucho más superficial, a unos 30 kilómetros, mientras que el temblor de este domingo responde a un proceso diferente, mucho más profundo y hacia el este, hacia la cordillera de Los Andes.

Quezada además explicó que la profundidad de la Placa de Nazca en la Sudamericana, a la altura de la cordillera de Los Andes, genera que se libere material líquido y gaseoso, más liviano, y que termina formando fases sólidas que quedan debajo y provocan movimientos como los percibidos este domingo, y llamados “flab pull”.

En cuanto a la previsión y anticipación de estos temblores, el geólogo sostuvo que, dada la profundidad de estos sismos, a unos 200 km, es aún más difícil de predecir que los temblores superficiales más cerca de la costa.

Asimismo, indicó que ha habido otros movimientos similares en diversos lugares cerca de la cordillera, también a gran profundidad, en el norte del país, cerca de Arica, y también en Santiago.

El investigador también señaló que ni el terremoto del 27/F, en 2010, ni el movimiento de este 16 de julio contribuyen a liberar energía, disminuyendo las posibilidades de que ocurra un gran terremoto. El de 2010 porque ocurrió en una zona que no tiene relación directa y el de este domingo porque, a esa profundidad, es imposible conocer qué tanta energía se ha acumulado.

Quezada agregó que la norma antisísmica que rige el diseño de edificios en Chile, NCh 433, considera la zona cordillera como la menos riesgosa, pese a la posibilidad de que ocurran este tipo de temblores.