La Universidad de Concepción oficializó esta jornada un convenio colaborativo con el municipio penquista y la empresa Softys con el objetivo de implementar el primer programa comunal de reciclaje de mascarillas.

«Resetea la mascarilla», impulsado a partir del trabajo de la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT), espera recuperar una tonelada de mascarillas mensualmente, para la fabricación de diversos elementos compuestos por material reciclado.

El Rector Carlos Saavedra destacó este hito y afirmó que «la Universidad de Concepción, como el conjunto de universidades públicas de Chile, han estado absolutamente comprometidas con aportar soluciones para mejorar la salud pública, la calidad de vida y el desarrollo sostenible, en la pandemia pero también en otros ámbitos».

Las investigadoras e investigadores de la UDT, a partir de su experiencia en proyectos de economía circular y reutilización de plásticos, han podido dar valor a uno de los principales residuos ocasionados por la pandemia, las mascarillas quirúrgicas, fabricadas con múltiples fibras de polipropileno, material que tarda unos 400 años en degradarse en el medio ambiente.

El director ejecutivo de la UDT, Alex Berg, recalcó que con este programa se busca «demostrar que el reciclaje de mascarillas es factible desde un punto de vista sanitario, técnico y económico (…) queremos evitar los problemas que las mascarillas ocasionan en el medio ambiente».

El Dr. Berg se refirió a los desafíos que vive el país en materia de reciclaje de plásticos y el rol que juegan los centros de investigación aplicada en este proceso.

El convenio considera la disposición de puntos de reciclaje en diez lugares de la comuna: siete en establecimientos escolares, uno en la alcaldía, uno en el Gobierno Regional y uno en la UdeC. Además, se iniciará una campaña educativa con el fin de comprometer a la comunidad para enfrentar juntos el problema ambiental causado por la pandemia.

En este sentido, el alcalde de Concepción, Álvaro Ortiz, valoró la posibilidad de «darle un uso a esas toneladas y toneladas de mascarillas que están llegando al basurero de la casa, a los ríos, al mar, a las áreas verdes y espacios públicos».

Finalmente, Sebastián Reyes, gerente general de Softys Chile, manifestó que el desafío es que este plan piloto funcione de buena manera, para así replicar el modelo en otras zonas del país.

El ejecutivo agregó que, actualmente, «los consumidores están cada día más activos e informados respecto de cómo sus hábitos de consumo tienen impacto en el planeta. Particularmente, el aprendizaje asociado a la mascarilla durante la pandemia contribuye al éxito de esta iniciativa».