Quienes han sufrido la pérdida de movimiento después de un accidente cerebrovascular o una lesión cerebral adquirida saben cómo se limita su capacidad de enfrentar la vida cotidiana. Los tratamientos de rehabilitación tradicionales suelen requerir muchas horas de terapia intensiva, con gran carga para terapeutas y pacientes.

Sin embargo, la robótica en rehabilitación se presenta como una oportunidad: permite estandarizar e intensificar los ejercicios y sobre todo mejorar la motivación del paciente y el terapeuta. La health tech de Concepción uMov creó el dispositivo ALBA, diseñado para asistir la recuperación motora del miembro superior.

Hasta mediados de noviembre, el dispositivo será utilizado por pacientes del Cesfam de Lirquén y del Departamento de Kinesiología de la Universidad de Concepción, en donde se entregarán becas para diez personas. Cada paciente recibirá ocho sesiones gratuitas.

“El 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del Ictus (o Accidente Cerebrovascular), una fecha clave para generar conciencia sobre la importancia de la prevención y, sobre todo, de actuar rápido ante los primeros síntomas. En ese contexto, lanzamos esta campaña con la convicción de que la tecnología debe estar al servicio de las personas, acercándose a los territorios y facilitando el acceso a rehabilitación neurológica oportuna”, explicó la CEO de uMov, Pamela Salazar, ingeniera destacada por el MIT entre los Innovadores Latam 2024 menores de 35 años.

Un estudio clínico publicado en septiembre pasado evaluó la eficacia de ALBA en combinación con la rehabilitación convencional, concluyendo que es tanto o más eficaz que la rehabilitación tradicional sola. Los resultados arrojaron una reducción en el tiempo de los tratamientos entre un 25 y un 33 por ciento.

Cómo funciona ALBA

El dispositivo ALBA trabaja directamente en la rehabilitación del tren superior de las personas. Integra sensores que miden en tiempo real los resultados, a través de ejercicios “gamificados”, vale decir, la aplicación de mecánicas de juego. Esto no solo aumenta la motivación del paciente, sino que acelera su recuperación. De este modo, ALBA ofrece terapias más personalizadas, motivadoras y eficientes y económicamente accesibles para los pacientes, aumentando la capacidad de atención de los centros de salud.

Luego de su paso por Lirquén y Concepción, uMov llevará a ALBA a Temuco, donde desde la segunda semana de noviembre. Y luego la campaña continuará en Santiago para culminar en el Hospital de La Serena, durante la segunda semana de diciembre.

“A través de este recorrido buscamos no solo validar el uso clínico de ALBA, sino también acercar la tecnología a regiones, promover la rehabilitación neurológica oportuna y visibilizar la importancia de los tratamientos tempranos después de un ACV. Estamos convencidos de que la innovación también debe ser descentralizada y equitativa”, afirmó Salazar.

Resultados del estudio

Una investigación realizada por los académicos de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación de la Universidad Andrés Bello (UNAB), Daniela Ebner y Rodrigo Araneda, el dispositivo ALBA logró que los pacientes mejoraran la movilidad y fuerza de su brazo en apenas 4 semanas. En promedio, cada paciente aumentó +14,3 puntos en la escala Fugl-Meyer (FMA-UE), que es la prueba clínica internacional más usada para evaluar este tipo de recuperaciones.

“El gran problema a nivel mundial es la falta de acceso a tecnologías especializadas en rehabilitación. Menos del 40% de personas necesitadas reciben una atención adecuada. Además, los dispositivos disponibles suelen concentrarse en instituciones privadas de alto costo, con valores que alcanzan los 150 mil dólares. Eso excluye a gran parte de los pacientes y limita la capacidad de los centros de salud. ALBA es un aporte tecnológico y médico desde Chile”, concluyó Salazar.