Tras recibir la autorización por parte de la Comisión Nacional de Energía, y dieciocho años antes del plazo fijado por la autoridad, Enel desconectó de manera definitiva la Unidad 2 del Complejo Termoeléctrico Central Bocamina en Coronel, dando término a sus operaciones con carbón. 

La desconexión contó con la presencia de autoridades nacionales y regionales, encabezadas por el subsecretario de Energía, Julio Maturana, quien la calificó como «un gran paso», en línea con las demandas de la ciudadanía y con las metas de carbono neutralidad impulsadas desde el Ejecutivo.

Alrededor de veinte centrales termoeléctricas continúan funcionando en el país. Maturana profundizó en el desafío de modernizar la matriz energética y destacó la incorporación de nuevas fuentes renovables no convencionales, que permitan «sacar de manera segura» todas las centrales a carbón. 

Sólo en el último año, acotó, ingresaron más 4,5 GW de energía renovable al sistema.

El subsecretario afirmó también que «nos hemos reunido con los ministerios, el municipio, la gobernación y la empresa y hemos conversado sobre este proceso de transición socioeconómica justa».

Durante su intervención en la ceremonia oficial, el presidente del directorio de Enel Chile, Herman Chadwick, pidió perdón a la comunidad de Coronel. En esta línea, el gerente general de Enel Generación Chile, James Lee Stancampiano, aseguró que «nuestro compromiso con el territorio no termina hoy. Hemos cumplido con el compromiso de apagar nuestra última central a carbón en Chile, pero en paralelo estamos estudiando soluciones que permitan una transformación sostenible e innovadora de la infraestructura existente».

Aunque no entregó detalles respecto de los planes de la compañía para estas instalaciones, el ejecutivo adelantó que la ciudadanía jugará un rol fundamental en la decisión.

Desde la empresa se informó además que los 56 trabajadores directos de Enel que, hasta hoy, cumplían labores en la operación de Bocamina II accedieron a otras oportunidades laborales al interior de la compañía u optaron por programas de reinserción en otros proyectos profesionales.

En paralelo, con las más de 80 pymes relacionadas de manera externa a la central, se ha trabajado en talleres de formación en distintas áreas de reconversión: instalaciones eléctricas, gasfiterías, repostería, conducción profesional, «siempre de acuerdo a su voluntad».

Cumplir los compromisos

Para el alcalde de Coronel, Boris Chamorro, «esto no es una fiesta, es un acto de justicia» con las distintas organizaciones sociales de la comuna en su lucha por dejar atrás la condición de «zona de sacrificio».

El jefe comunal abordó los distintos focos de contaminación en la comuna y reiteró el llamado a que se cumplan los compromisos por parte del Estado en esta materia.

En la actividad participaron parlamentarios de la zona, quienes recalcaron que el proceso de transición debe realizarse en conjunto con la ciudadanía.

El senador Gastón Saavedra destacó «la lucha del pueblo de Coronel» y llamó a tener en cuenta que «sin la comunidad, se invalidan los procesos de cambio».

Una visión similar expuso la diputada María Candelaria Acevedo, para quien «el cierre de Bocamina II es un ejemplo para las demás comunidades» y afirmó que el proceso para definir qué hacer en las instalaciones de la ex central debe efectuarse en conjunto.

Su par, Félix González, destacó a las organizaciones ambientales «que se mantuvieron firmes para hacer presente que respiran metales pesados y veneno genera un daño irreparable a la salud» y llamó al Senado a tramitar la iniciativa de su autoría, ya aprobada en la Cámara, que adelanta el cierre de las centrales termoeléctricas al año 2025.

También estuvieron presentes en este hito dirigentes comunales. Rosendo Arroyo, presidente de la cooperativa de pescadores de Caleta Lo Rojas, llamó a las autoridades a «preocuparse de que este proceso siga y que las demás empresas también se ajusten a la norma».

En tanto que la presidenta del sindicato de algueras de Caleta Lo Rojas, Marisol Ortega, ahondó en la preocupación por el impacto que esta decisión pudiera tener a nivel laboral y sostuvo que se requieren esfuerzos coordinados y de la manera más rápida posible.

Oficializado el cierre de Bocamina, la preocupación de las organizaciones ambientalistas y de la comunidad de Coronel se concentra en la continuidad de la termoeléctrica Santa María, de propiedad de Colbun.