Este miércoles 17 de enero se realizó la tradicional premiación del concurso de cuentos breves “Biobío en 100 palabras” en el Foro de la Universidad de Concepción. La ceremonia contó con la musicalización de Pascuala Ilabaca y la lectura de Néstor Cantillana.

Además del relato ganador y dos menciones honrosas, esta versión premió al Mejor Relato en Mapudungún y al Mejor Relato de Memoria, al Talento Infantil, al Talento Joven y al Talento Mayor.

Además, se premió a los colegios que más cuentos enviaron a la convocatoria, para incentivar la participación de niños y niñas en edad escolar. Los premios recayeron en el Colegio Aníbal Esquivel Tapia, de Coronel, el Colegio Almondale Lomas y el Colegio Rucalhue.

Soledad Camponovo, coordinadora general de Fundación Plagio, señaló que “dominar el cuento corto puede ser un ejercicio muy desafiante, sobre todo cuando te toca hablar de un lugar que conoces, pero saber que la región de Biobío toma este reto con entusiasmo, ampliándose cada año, nos da más motivos para seguir con esta iniciativa que promueve también el amor por la lectura”.

Ganadores

En detalle, Cecilia Barría (59 años, San Pedro de la Paz) obtuvo el premio al Mejor Relato en Mapudungún por “Mis huellas en la montaña”; María Eugenia Moraga (65 años, Los Ángeles) se llevó el premio al Mejor Relato de Memoria con el cuento “La caleta”; Isidora Barrientos (10 años, San Pedro de la Paz) consiguió el premio al Talento Infantil con su cuento “Los Bandidos”; María José Novoa (16 años, Chiguayante) fue reconocida con el Premio al Talento Joven con “El Señor Cid”; y Luis Contreras (81 años, Concepción) fue merecedor del Premio al Talento Mayor con “Los jotes del regimiento”.

Las menciones honrosas fueron para “El cíclope”, de Vicente López (23 años, Concepción) y “La Fiesta del Camarón”, de Roberto Gallegos (55 años, Coronel).

Finalmente, el primer lugar del concurso fue para Camila Riquelme (25 años, Concepción), con su cuento “Los durmientes”:

Acostados en medio del camino, rememorando una historia que se niega a ser olvidada, cuando el carbón era sustento, oro negro en las fauces de la tierra. Aun se escucha el vociferar de antaño, el ruido de la máquina golpeando el viento, la estela de humo marcando la vía. Pero ahí están, a orillas del mar o en medio de la nada. Inmóviles. Inconscientes del paso del tiempo, dejando huella del pasado, esperando que algún día alguien tropiece, mire el suelo, los divise y exclame con intriga. Esperanzados de que alguien recuerde el repiqueteo de la máquina que estuvo viva”.

Los cuentos ganadores pueden ser revisados en la web de Biobío en 100 palabras.