El 28 de junio de 1969 un grupo de hombres y mujeres se opusieron a una redada de seis policías en el bar Stonewall Inn en Nueva York, acción que desencadenó una serie de disturbios y que dio origen a lo que hoy es conocido como el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+.

En Chile, la primera marcha que reunió a disidencias sexuales fue realizada durante el gobierno de la Unidad Popular el 22 de abril de 1973. Desde entonces, diversas organizaciones de la sociedad civil han luchado por poner sus necesidades y temáticas en el debate público. Ejemplos hay varios, el Colectivo lésbico Ayuquelén en los años 80; el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual, Movilh; Las Yeguas del Apocalipsis desde el mundo de la cultura y las artes; la Corporación Amanda Jofré o la Fundación Iguales, entre varias otras.

Sobre estas luchas, derechos humanos y la realidad de personas LGBTIQ+ en la nueva Constitución, conversamos con la abogada y Directora de Foro Constituyente UdeC, Ximena Gauche Marchetti.

La profesional destacó que, en Chile el año 2012 se produce un punto de inflexión en la visibilización de las diversas identidades en el ámbito social y político, marcado por dos hechos: el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de la jueza Karen Atala y el homicidio de Daniel Zamudio. Sin embargo, y a pesar de los avances en algunas materias, subsisten grandes deudas sobre todo en el ámbito legislativo y educacional.

El anuncio de Sebastián Piñera en su última cuenta pública, sobre dar urgencia al proyecto de matrimonio igualitario reavivó el debate en torno a este tema. Un grupo de parlamentarios se opuso férreamente a cualquier avance en esta materia, mientras otras voces menos conservadoras celebraron la decisión del mandatario. 

Para la directora de Foro Constituyente UdeC, esta es una de las principales demandas de las organizaciones de disidencia sexual, pero no la única. «No hay que perder de vista otras demandas como el reconocimiento pleno de la identidad de género de niños, niñas y adolescentes o la garantía de una sistema sanitario que reconozca las identidades», expresó.

En una reciente declaración, titulada “Red Disidente Constituyente”, 8 convencionales electos de distintos distritos, se unieron para abordar “estrategias destinadas a erradicar la discriminación y a garantizar la igualdad social y legal”. En el texto, los y las convencionales constituyentes aspiran, entre otras cosas a “transformar las estructuras patriarcales que perpetúan la discriminación contra las personas y colectivos LGBTIQ+”.

Consultada sobre su percepción con respecto a este objetivo y sobre cómo asegurar la real igualdad de derechos de la comunidad de las diversidades sexuales en la redacción de una nueva constitución, Gauche indicó que “el reglamento es una primera oportunidad para garantizar la participación y luego, hay cuestiones importante tanto en el proceso como en el resultado, como por ejemplo, abordarlo desde un lenguaje que no sea binario y excluyente». 

Este jueves Argentina aprobó la ley de inclusión laboral para la población transexual, travesti y transgénero, la que garantiza que un mínimo de cargos del sector público sean de la comunidad LGBTIQ+, así como también establece incentivos en el sector privado. En paralelo, en Chile un grupo de diputados independientes ingresó el proyecto que busca replicar esta idea en el país.

Al respecto, Gauche pronostica un intenso debate ya que esta iniciativa no refiere a un reconocimiento de la identidad sino que que podría ser visto como una acción afirmativa. «Uno esperaría que no tuviésemos que discutir el que la administración del Estado o los particulares contrataran a personas trans, pero hay que entender que a veces el derecho puede favorecer procesos sociales», dijo.

Finalmente, la directora de Foro Constituyente UdeC  manifestó que «tenemos que ser capaces de llevar  adelante discusiones legislativas frente a iniciativas que son vistas por la sociedad civil como interesantes o apropiadas», y agregó que «es de esperar que estas discusiones se hagan con altura de miras y sobre todo escuchando a las personas del colectivo LGTBIQ+. Es momento de escuchar». 

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