Según cifras del Mineduc, en Chile el 87% de niños, niñas y estudiantes poseen un teléfono celular propio con acceso a internet y la edad promedio a la que lo obtienen es a los 8,9 años. Si se analiza la tenencia de celular según rangos etarios, se puede observar que esta aumenta con la edad: entre los 8 y 12 años un 81% tiene un dispositivo propio, lo que se incrementa a un 94% en el rango de 14 a 17 años.
En ese marco, se efectuó en la UdeC el simposio internacional “Uso de Pantallas, Adicciones Conductuales y Adolescencia”, un encuentro que buscó profundizar en los desafíos que la era digital plantea para el desarrollo integral de niños y adolescentes.
Considerando la neurobiología, el Dr. Mario Valdivia, director del simposio y médico psiquiatra infantojuvenil, expuso que “efectivamente, de estas adicciones sabemos mucho menos que de las otras adicciones”.
No es sorpresa que el celular sea el dispositivo con el que los menores de 18 años acceden mayoritariamente a internet. El tiempo que pasan conectados varía con la edad, siendo más de 4 horas al día en el grupo entre 13 a 17 años, en comparación con el grupo de 8 a 12 años, que reportan de 2 a 4 horas de uso al día.
En este contexto, resulta imprescindible reflexionar sobre los impactos del uso de las tecnologías digitales en los diferentes ámbitos, particularmente en los asociados al desarrollo de capacidades y habilidades para la vida.
La Dra. Carmen Gloria Betancur, psiquiatra y académica de Medicina UdeC, mencionó que “en esas etapas tempranas el contacto con pantallas daña enormemente circuitos del cerebro que deberían estar orientados a desarrollar lenguaje, socialización y tolerar la frustración”.
Al respecto, el Dr. Valdivia, quien también se desempeña como académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental UdeC, realizó un llamado a los padres: “no permitan que la realidad virtual reemplace a la realidad. No le asignen al celular o a la pantalla el rol que deberían cumplir, que es criar a los hijos”.
Sobre ese punto, la Dra. Ana Isabel Estévez, catedrática de la Universidad de Deusto en España, sugirió que “tenemos que tener especialmente cuidado, porque en muchas ocasiones lo que hacemos es generalizar el uso de determinados dispositivos sin ver las consecuencias que eso tiene en personas más vulnerables, por ejemplo, los niños y adolescentes”.
La psicóloga coincide en que “las medidas de control parental tienen un aspecto muy importante, pero además de eso en la tecnología hay muchas maneras de conseguir acceder”, por lo que incorpora otro elemento: la educación emocional.
En tanto, la Dra. Betancur explicó que “lo más importante es poder pesquisar a tiempo, porque esto es como una pirámide donde la base es una conducta problemática, igual que con las sustancias, un consumo que empieza a ser más habitual y que después se hace más regular y luego adictivo”.
La especialista en salud mental detalló que a diferencia de las adicciones químicas “las conductas compulsivas de apuestas o uso problemático de pantallas son una problemática silenciosa”.
El aumento del uso de tecnologías digitales ha transformado las formas de interactuar y ha permeado en los más diversos aspectos de la vida cotidiana. Internet, dispositivos móviles y teléfonos inteligentes son parte de las rutinas diarias, dando la posibilidad de mantenernos comunicados y acceder a variados contenidos.
La decana de Medicina UdeC, Dra. Ana María Moraga, expresó que “tenemos invitados que nos van a dar la energía inicial para que desde la facultad nos convirtamos en un polo de desarrollo de este tema”.
El simposio reunió a profesionales de la salud mental, investigadores, educadores y psicólogos quienes abordaron los efectos del uso excesivo de dispositivos digitales y la creciente prevalencia de adicciones conductuales en adolescentes. Entre los temas centrales destacaron la dependencia a videojuegos, apuestas online y los cambios en la dinámica familiar y escolar derivados de la hiperconectividad.




