El amplio triunfo que instaló a Gabriel Boric Font como el Presidente chileno que ha obtenido más votos en la historia del país, generó amplias expectativas respecto de los avances propuestos en su programa de gobierno. Por eso, medidas como un plan nacional de derechos sociales para personas LGBTIAQ+ y modificar la ley de identidad de género, han generado alto interés en agrupaciones de activistas como el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), organización que dispuso su colaboración en cualquier acto que «prevenga o erradique la discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género».

Dentro de los cambios contemplados se encuentra la realización de acciones afirmativas para garantizar el empleo de las llamadas diversidades sexuales y de género. Ello, a través del desarrollo de protocolos y circulares para el cumplimiento de las políticas de no discriminación; el establecimiento, en el sector público, de al menos un 1% de cupos laborales para personas trans; la implementación de una ley integral trans y la promoción de la participación de la población LGBTIAQ+ en instancias de representación sindical.

Sobre este punto, la integrante del Comité Ejecutivo de la Comisión de Igualdad de Género del CRUCh y directora de Equidad de Género y Diversidad de la Universidad de Concepción (UdeC), Lucía Saldaña Muñoz, considera que la orientación de las propuestas es la adecuada, ya que en la actualidad la situación laboral de las personas trans es compleja, dado el limitado acceso a ciertos sectores y posiciones de prestigio, y a las exclusiones que deben enfrentar por el tránsito biológico hacia otro género.

Lo anterior, para la Doctora en Sociología, se debe a que los espacios de poder son altamente patriarcales y de mucha subordinación, tanto para hombres como mujeres, por lo que allí se ejercen prácticas sexistas permanentes y de violencia simbólica. El abordaje de esas problemáticas comienza, a su juicio, con acciones afirmativas como las contempladas en el programa, pero, sobre todo, con prolongados cambios culturales.

En tanto, otra propuesta persigue el resguardo de una educación no sexista, lo que se buscará lograr a través del fomento de escuelas libres de discriminación a través de medidas de acompañamiento para comunidades con altos índices de violencia; el impulso de una ley de innovación curricular y formación en diversidad sexual a profesionales de la educación; y la reformulación de la circular sobre niñez trans. Sobre este punto, la directora de Equidad de Género y Diversidad UdeC asegura que resulta coherente apuntar a la socialización temprana con las familias y a la desinstalación de las construcciones sociales derivadas del actual orden de género.

Sobre la inclusión de este paquete de medidas en el programa de Gabriel Boric, la investigadora en estudios de género, masculinidades y parentalidad reflexiona que han sido los movimientos sociales los que «han sido fundamentales para empujar cambios que permitan avanzar en igualdad de género y reconocimiento de las diversidades sexuales. En ello, a las universidades nos corresponde tener un rol primordial, propiciando estos cambios en sus propias comunidades y en la sociedad, generando estrategias para su materialización».

Un Estado con perspectiva

En lo relativo a salud, el programa de Apruebo Dignidad pretende impulsar políticas que garanticen el acceso sin discriminaciones. Ello, a través de la incorporación de una canasta de prestaciones trans-no binaries como garantía explícita de salud; el desarrollo de campañas de visibilización, de atención inclusiva y de acciones formativas del personal; la prohibición de cirugías de normalización para recién nacidos; y el establecimiento de un enfoque transversal de inclusión de personas LGBTIAQ+ en las investigaciones científicas y en el currículum de las carreras de salud.

Para la directora del proyecto Fondef “Protocolo de Actuación para la Atención en Justicia con enfoque de género y diversidad sexual» y Dra. en Derecho, Ximena Gauché Marchetti, el plantear un concepto de salud integral que incorpore estándares internacionales de DD.HH. constituiría un avance importante en esta materia, lo que debe ir acompañado de una sensibilización del personal de salud. Sobre este último aspecto, destacó la experiencia que ha tenido Argentina tras implementar la llamada «Ley Micaela», que establece la capacitación obligatoria en temáticas de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que se desempeñen en la función pública.

También, la directora de Foro Constituyente UdeC sostuvo que se debe progresar hacia la erradicación de la definición binaria que poseen políticas públicas como la Ley de Identidad de Género, la «Ley Zamudio» y el Acuerdo de Unión Civil, aspecto que no está planteado explícitamente en el programa del presidente electo. No obstante, la académica valoró, dentro de las propuestas existentes, lo relativo a la reposición de las variables de diversidad sexual y de género en instrumentos como la encuesta Casen y la integración de estas variables en el próximo Censo.

Por otro lado, la Doctora en Derecho advierte que es esperable que varios de los cambios incluidos en el programa superen la duración del periodo presidencial de Gabriel Boric, dado que toma mucho tiempo modificar algunos cuerpos legislativos. Ante esto, sostiene que la discriminación no puede esperar, por lo que sería conveniente poner el énfasis en medidas de corto plazo, como aquellas que resguardan los derechos de los diferentes tipos de niñez en educación y salud.

Finalmente, la también investigadora en mecanismos de promoción y protección de derechos de grupos vulnerables como diversidad sexual, mujeres, infancia y adolescencia añadió que sería relevante reforzar la vinculación con los estándares internacionales tanto en la legislación como en la Nueva Constitución, de tal manera que sean efectivamente respetadas las obligaciones en DD.HH. No obstante, Gauché Marchetti enfatiza que las desigualdades estructurales no se erradican con leyes, sino que con la toma de conciencia respecto de que éstas se construyen en el día a día con prácticas, gestos, y lenguajes, entre otros.