Por Pablo Catalán Martínez, PhD., Director de Desarrollo e Innovación de la Universidad de Concepción

Hoy celebramos el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, fecha que debe llevarnos a reflexionar sobre cuál es el rol que ambas disciplinas deben cumplir y de qué forma su fomento debe encausarse, es decir, cuáles son los entornos que facilitan su ejecución y ocurrencia. En primer término, el facilismo en el uso del concepto de Innovación no debe llevarnos a pensar que se trata de una actividad centrada en un paradigma de difusión liviana sujeta a caracterizaciones que no se condicen con su complejidad e impacto. La Innovación demanda esfuerzo, metodología y conocimiento, pudiendo, en caso de ser bien ejecutada, derivar a la construcción de capacidades organizacionales diferenciadoras que llevan a la propuesta de productos y servicios susceptibles de alcanzar la definición de disrupción.

Al mismo tiempo, la Innovación encuentra diferentes definiciones conceptuales en torno a su posible objetivo final. Su rango puede alcanzar paradigmas sociales, organizacionales o tecnológicos. Sin embargo, su definición más simple, no debe olvidarse, se asocia con la agregación de valor, lo cual incide directamente en el mejoramiento de patrones tanto sociales como económicos que terminan beneficiando a ciudadanos y ciudadanas de nuestra sociedad. El desafío es cómo encauzamos de mejor manera las dinámicas conducentes a mayores tasas de innovación, lo cual demanda de visiones holísticas capaces de considerar variantes a nivel individual como territorial, siendo su correcta conjugación la mejor respuesta. Así como debemos ser capaces de formar mejores y más innovadores, nuestros territorios deben transformarse, en función de políticas públicas de buen diseño e implementación, en entornos propicios para la Innovación.

De esta forma, los desafíos que nos plantea la Innovación hacia el futuro no son pocos. La velocidad de transformación que experimentamos como sociedad actualmente nos demandará necesariamente mayores capacidades en Innovación, de manera de enfrentar mejor los escenarios evolutivos que se avecinan.