Por Claudia Mora Méndez, Vicerrectora Instituto Profesional Virginio Gómez.

El mundo cambió, y no lo digo desde la arista de una nueva normalidad, sino, considerando que cada cierto tiempo hitos importantes marcan la historia. Esta vez, más allá de grandes revoluciones, fue una nueva generación la que definió la pauta a la que debemos responder. Quizás  a falta de un hecho puntual ha retardado la adaptación, pero es innegable que estamos frente a las necesidades no cubiertas de la generación “millennials”.

Incomprendidos, fueron catalogados, incluso desde el mundo empresarial, como una generación egoísta o ensimismada, incapaz de ver más allá de sus exigencias, como lo reflejó el año 2013, la portada de la revista Time con el titular ‘The Me Me Me generation’ (La generación del yo, yo, yo). Sin embargo, con el tiempo, los millennials enseñaron su mirada más optimista, su sensibilidad frente a temas sociales y su preocupación por el medioambiente, creando conciencia entre sus pares.

Las instituciones de Educación Superior, estrechamente ligadas a nuevas generaciones, somos testigos directos de sus requerimientos y nos adaptamos para dar respuesta a las necesidades. Como Instituto Profesional, podemos accionar rápidamente en esa dirección y ofrecer carreras que respondan a la búsqueda de inmediatez y perfeccionamiento continuo, donde el saber hacer es la base formativa, pero no somos los únicos actores que participamos de esa ecuación. En un par de años, el 75% de la fuerza laboral se considerará millennials, pero ¿está el mercado laboral preparado para recibirlos y retenerlos?

Para la investigadora de la escuela de negocios de Barcelona EAE business School, Pilar Llácer, esta generación está forzando el cambio de paradigma en las empresas, no sólo a nivel de liderazgos, si no, en la cultura organizacional que debe orientarse a un fin más allá de la obtención mantención de un puesto de trabajo. La fidelidad laboral, sin un propósito consecuente con los ideales de esta generación, más leal a sus intereses y valores que a una organización, ya queda en el pasado.

Las expectativas laborales de los millennials ya se mencionaban en el 2009 por los profesores Stein y Pin en su artículo publicado en “Harvard Deutso Business Review”. Destacaba la valoración de más responsabilidades individuales y libertad para la toma de decisiones, aunque, a la vez, su disposición a la colaboración y trabajo en equipo; tanto como el aprecio a la horizontalidad de ambientes laborales que permitan una comunicación abierta con sus gestores y un feedback continuo a su rendimiento. Todo en un entorno agradable que fomente las relaciones sociales.

Ofrecer a esta generación los incentivos para conciliar vida y trabajo, siendo el tiempo un bien mayor, es una de las claves para retener el talento en las empresas y organizaciones. Recientemente, como institución, nos alegramos de aportar al mercado laboral más de 1500 nuevos técnicos y profesionales altamente capacitados para el desarrollo socio productivo del país, y es ese mercado el que debe abrazar el compromiso social y colaborativo de quienes nos han enseñado que hay mucho por hacer, y que es momento de accionar.

Una encuesta de LinkedIn señala que un 86% de los millennials aceptarían un recorte salarial para trabajar en una empresa que comparta sus valores… ya no se trata sólo de dinero, si no, de saber responder a las exigencias de los nuevos tiempos.