Con el objetivo de ver los componentes espectrales de la luz presentes en distintas profundidades del océano, el equipo de investigadores de la Universidad de Concepción HYSFOcean (integrantes del proyecto ANILLO ACT210073) recibió un arreglo de 3 radiómetros sumergibles, convirtiéndola en una de las configuraciones más potentes de Latinoamérica.

Sergio Torres, subdirector del proyecto ANILLO ACT210073 “Hide, seek, and discriminate underwater: hyperspectral imaging characterization of chilean pelagic fish species” (“Esconderse, buscar y discriminar bajo el agua: caracterización de imágenes hiperespectrales de especies de peces pelágicos chilenos”), explicó que “en Chile hay más radiómetros sumergibles, pero este es el más poderoso que se ha adquirido en Sudamérica. Con esto quiero decir que está compuesto por 3 radiómetros que actúan en conjunto. Dos de ellos son sumergibles, van a bajar a la profundidad del océano y uno va a quedar en la superficie”.

La función del equipo es descomponer la luz que viaja en sus espectros visibles e infrarrojo cercano (VIS-NIR) y tiene la particularidad de que puede operar hasta 400 metros bajo el agua, lo que permitirá a los investigadores ver cómo se descompone la luz en la medida en que penetra en el agua del océano.

El agua es como un prisma: descompone el espectro de la luz y cada componente espectral viaja a una distancia distinta porque se va absorbiendo con las propiedades propias fisicoquímicas del agua y todo lo que pueda estar en el camino de propagación de la luz. Entonces, la idea es observar cómo se va adentrando la luz en el agua e ir estudiando estos espectros (longitudes de onda) para determinar cuáles son las composiciones químicas responsables de las atenuaciones que van ocurriendo”, indicó el investigador.

Estos radiómetros serán utilizados para completar uno de los objetivos centrales del grupo de investigadores: estudiar el camuflaje de los peces pelágicos para desarrollar conocimiento científico sobre las interacciones entre las propiedades de transmisión del agua de mar y la morfología externa de estas especies.

Lo que permite este equipo es conocer la intensidad -a cada longitud de onda- del espectro lumínico que está a lo largo del gradiente desde la superficie hasta la máxima profundidad que alcance la luz en el océano. Eso nos permitirá entender cuáles son los componentes o espectros que de alguna manera llegan a los peces y, por ende, los podría exponer a un depredador del cual ellos quieren hacerse invisibles”, señaló el director del proyecto y académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas, Mauricio Urbina.

El investigador también mencionó que esto permitirá caracterizar de mejor manera los espectros en la columna de agua a lo largo de las diferentes estaciones del año y procesos oceanográficos que acá ocurren, como descargas de agua dulce de los ríos en invierno y aguas con poco oxígeno y alto CO2 que se hacen más someras en verano.

Sobre su funcionamiento, ambos investigadores señalan que con cada radiómetro de este equipo se pueden medir tres propiedades de la luz: transmitancia (magnitud que expresa la cantidad de energía que atraviesa un cuerpo en la unidad de tiempo), absorbancia (cantidad de radiación que absorbe un cuerpo) y reflectancia (fracción de la radiación solar incidente reflejada de una superficie o un cuerpo).

Para medirlas debes tener una cierta referencia; la de nosotros será lo que pasa arriba en la superficie del océano, entonces eso representa lo máximo (medida del radiómetro que queda en la cubierta del barco). Después con lo que va entrando al agua uno va viendo cuánto realmente va pasando. Es decir, esta configuración permite tener medidas referenciales precisas”, indicó Sergio Torres.

Después de realizar esta medición el grupo de investigadores contará con una serie de espectros, por ende, se logrará ver una gran cantidad de propiedades que luego tendrán que explicar.

Hay cosas de las que no tenemos idea hasta ahora, hay mucha química y mucha biología, probablemente vamos a tener que hablar con gente de microalgas, hasta pueden salir cosas que nadie quiere ver en el agua, como contaminación”.

Próximamente, el equipo de HYSFocean se preparará para probar este equipamiento en el océano y generar investigaciones respecto al acontecer en las costas chilenas, algo que para ellos es de vital importancia.

Chile tiene más de 4 mil kilómetros de costa. Básicamente Chile es mar y no tenemos datos de características ópticas de la columna de agua, ni mucho menos a lo largo de las estaciones del año o a lo largo de chile, que son diametralmente distintas entre un ambiente mucho más oligotrófico en el norte, versus uno eutrófico en el sur. Entonces, por primera vez, este equipo nos va a permitir de alguna manera empezar a entender cuáles son las características ópticas de la columna de agua frente al mar chileno”, reflexionó Mauricio Urbina, también investigador del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO).