Por: Héctor Feeley, director ejecutivo de Fundación Banigualdad.

La confianza es un atributo social de suma importancia en todo tipo de sociedades, sin embargo, el porcentaje de chilenos que creen que casi siempre se puede confiar en las personas cayó a un 7,9% en 2021, bajando de un máximo de solo 12,4% en 2018, según el Estudio Longitudinal Social de Chile. Esta crisis por la falta de confianza interpersonal refleja un daño en el tejido social del país que necesitamos urgentemente recomponer si queremos alcanzar el desarrollo.

Los problemas estructurales que implica a largo plazo la falta de confianza son múltiples. Se les asocia a una mayor criminalidad, menor crecimiento económico, mercados ineficientes y democracias poco robustas, entre otras falencias. Hay varias formas de reparar el tejido social, y una de ellas es mediante la confianza.

Uno de los principales pilares, que forman parte del funcionamiento de la entrega de microcréditos colectivos que realizamos como Fundación Banigualdad, a personas que no pueden acceder a la banca, es la confianza, porque si el sistema financiero ya no cree en los microemprendedores, nosotros sí.

Este modo de financiación, al tener un carácter comunitario, logra que varias personas deban apoyarse mutuamente sintiendo así la nobleza de la alta confianza interpersonal, y la contención que entrega un grupo de apoyo a las personas en situaciones vulnerables que intentan surgir con sus propias manos.

Hemos sido testigos que generando redes de apoyo es posible aumentar la confianza interpersonal y la combinación de ambas ha ayudado a surgir a decenas de miles de personas en situación de vulnerabilidad a lo largo del país, transformando sus vidas y las de sus familias.