Voces que resuenan en nuestra memoria. Campañas y contracampañas con mensajes que han marcado la última década de la historia de salud sexual y reproductiva en Chile. Aunque los avances han sido paulatinos, en un país considerado conservador en lo valórico, la irrupción de la pandemia de Coronavirus provocó un abrupto retroceso.

Hoy gran parte de los esfuerzos sanitarios están concentrados en tratar a pacientes con Covid-19, por lo que -en muchos casos- el ejercicio de la sexualidad ya no es una decisión, sino más bien una consecuencia del stock de fármacos y horas médicas disponibles en los hospitales.

El diagnóstico

La evidencia nacional aportada por la Corporación Miles, organización que entre el 20 y 29 de abril realizó una Encuesta de Acceso a Salud Sexual y Reproductiva, arroja que durante este periodo 4 de cada 10 personas manifestaron problemas para obtener estos servicios.

Eduardo Soto Fernández, matrón y Encargado del Área de Salud Sexual de la ONG, comentó los datos más importantes que aportó el primer estudio de este tipo realizado en Chile durante la pandemia, y que consiguió las respuestas de 500 participantes.

La idea de esta medición surgió luego de que la entidad -en el afán por cumplir la promoción de derechos que guía su quehacer desde 2014- instaurara un consultorio virtual para apoyar a mujeres en ámbitos legales, de salud mental y sexual. En ese proceso hubo una constante: la mayoría buscaba asesorías ginecológicas.

Un hallazgo que no sorprende a Ana Román, Presidenta del Colegio de Matronas y Matrones de Chile, quien ha sido testigo de cómo se han interrumpido estas consultas durante los últimos meses.

Desde la mirada de la dirigenta gremial, la falta de atención puede repercutir en una vulneración de derechos de las mujeres, por eso, se han empeñado en manifestar esta preocupación a las autoridades del Ministerio de Salud (Minsal).

Si la situación era tan previsible, entonces ¿qué impidió actuar a tiempo? Paula de Orué, matrona y Directora del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, señaló que se produjo un vuelco en la estructura habitual de las consultas en la atención primaria. Se priorizaron los casos Covid-19 y la falta de elementos de protección personal para los funcionarios llevó a dividir los equipos en turnos presenciales y teletrabajo, lo que generó una disminución en el acceso directo a atenciones con especialistas, pero limitó los contagios.

Con un diagnóstico cargado de cuestionamientos hacia la gestión de la autoridad, desde la Seremi de Salud del Biobío, la Encargada Regional del Programa VIH y Mujer, Lorena Bastías, respondió que durante esta pandemia se han establecido prestaciones consideradas críticas para mantener los tratamientos de los y las pacientes.

Las fuentes consultadas por Radio UdeC coinciden en la falta de protocolos claros y oportunos por parte del Minsal, que permitan entregar lineamientos para dar un abordaje óptimo a las atenciones de salud sexual y reproductiva.

Menos acceso a anticonceptivos: ¿aumentarán los embarazos no planificados?

La encuesta de la Corporación Miles arrojó que el 72% de quienes vieron dificultado el acceso, no pudo optar a métodos anticonceptivos en los centros de salud. Las razones se atribuyen a falta de stock (36%), interrupción en estas prestaciones (34%) o alza en los precios (30%).

Desde la ONG concluyen que la cifra es preocupante, si se considera que antes de la pandemia alrededor del 50% de los ingresos a control prenatal en el sistema público correspondían a mujeres que no habían planificado el embarazo, lo que podría aumentar durante estos meses.

Según el matrón Eduardo Soto, un embarazo no planeado no sólo expone a un eventual aborto inseguro y complicaciones obstétricas, sino que además repercute en múltiples aspectos.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) emitió un informe que evidencia las alteraciones en términos de planificación familiar que provocaría la pandemia, debido a que las interrupciones en la cadena de suministro están afectando la disponibilidad de anticonceptivos y se prevé que muchos métodos se agoten en los próximos 6 meses en más de 12 naciones.

La publicación establece que a marzo de 2020, 450 millones de mujeres utilizaban anticonceptivos en 114 países de ingreso bajo y mediano. Por eso, la escasez de estos productos conllevaría que muchas no puedan utilizar su método preferido, sustituyéndolo por algunos menos eficaces o suspendiendo la práctica por completo.

La presidenta del Colegio de Matronas y Matrones puntualiza que aún es muy temprano para saber qué pasará en Chile, aunque reconoce que en otras situaciones de catástrofe ha habido un aumento en los embarazos.

El documento de la ONU sugiere que sin estrategias de mitigación, y en función del grado de discontinuidad que experimenten los servicios de salud del mundo, entre 13 y 51 millones de mujeres que usan anticonceptivos no podrán hacerlo.

Esta reducción podría tener importantes consecuencias: desde 325.000 embarazos no planeados, estimación correspondiente a interrupciones mínimas durante 3 meses, hasta la extraordinaria cifra de 15 millones, si se producen limitaciones de acceso graves durante un año.

A nivel local, Fabiola Troncoso, concejala de Concepción (DC), pidió al Concejo Municipal que se pusiera en marcha la campaña “Yo Decido”, que reúne una serie de propuestas, entre ellas, el aseguramiento de la entrega inmediata de anticonceptivos orales e inyectables, condones femeninos y masculinos, y píldora del día después.

En Chile, desde el año 2018, se encuentra vigente la Norma de Regulación de la Fertilidad que establece la necesidad y obligatoriedad de favorecer el acceso expedito a anticoncepción y condones en período de emergencia y catástrofe. A pesar de eso, los establecimientos sanitarios están limitando sus servicios, las mujeres no acuden por miedo a contraer Covid-19 y las restricciones de circulación lo impiden.

Punto suspensivo para las transiciones

La Colectiva TransForma es una ONG que nació en el Gran Concepción en 2017 y apunta a la visibilización, salud y consejería de personas trans y no binarias. Su coordinador, Víctor Jiménez, mencionó que también hay repercusiones entre quienes se encuentran en proceso de transición hormonal al interior de la comunidad LGTBIQ+. “Hemos recibido información de personas que han visto interrumpido su tratamiento y de quienes no han podido acceder, debido a la emergencia sanitaria”, indicó el estudiante de obstetricia.

Según datos de la Asociación Organizando Trans Diversidades (OTD Chile), hasta 2019, existían sólo ocho servicios de salud en el país con protocolos de atención propios para personas transgénero. Del total, cuatro correspondían a programas de identidad de género y de esos cuatro, tres tenían todas las prestaciones quirúrgicas.

Actualmente, las dificultades en el acceso causadas por la pandemia acarrean suspensiones en los tratamientos de testosterona y estrógeno y -aunque Víctor detalló que las consecuencias no son inmediatas- revertirían los cambios corporales.

Sin embargo, para el coordinador de Colectiva TransForma el mayor efecto es el psicológico, causado por la incertidumbre que genera descontinuar los tratamientos, sosteniendo que “aumenta la ansiedad, el estrés y la incomodidad, debido a los cambios físicos por no estar tomando hormonas. Además, los índices de ansiedad y depresión son mayores en nuestra comunidad”.

“No ha habido una consideración en cuanto a las problemáticas de salud de la comunidad LGBTIQ+ en estos tiempos de pandemia”, concluye Víctor. Aunque la situación no es nueva: hasta el año pasado ningún centro del país tenía asegurado el financiamiento de las atenciones para personas trans.

La urgencia de retrovirales para tratar el VIH

A comienzos de abril el gobierno anunció la suspensión de Garantía de Oportunidad de las enfermedades del GES durante un mes y con prórroga si continuaba la pandemia. El documento establecía que pacientes con cáncer o diabetes tipo 1 obtendrían sus medicamentos, pero las personas con VIH no tendrían la misma suerte. 20 días después, el entonces ministro de salud, Jaime Mañalich, echaba pie atrás a la medida.

De acuerdo a la Ley de Garantías Explícitas de la Salud, los pacientes con VIH deben recibir sus medicamentos en un máximo de 7 días, lo que no ha ocurrido a cabalidad según Iancu Cordescu, director ejecutivo de la Fundación Chile Positivo.

ONUSIDA informó en diciembre de 2019 que en nuestro país hay alrededor de 71.000 personas viviendo con VIH, cifra que aumentó en un 82% desde 2010.

¿Cómo reaccionarían sus sistemas inmunes ante un eventual contagio de Covid-19?

“Hay riesgos asociados a detener el tratamiento farmacológico en la pandemia más que fuera de ella, principalmente, porque nuestro sistema inmunológico se ve debilitado y no vamos a tener la capacidad de respuesta al coronavirus que tendríamos si siguiéramos nuestro esquema correctamente”, precisó el director de Chile Positivo.

A pesar de lo importante que es contar con un diagnóstico, la encuesta de la Corporación Miles arrojó que el 16% de las personas presentó dificultades al solicitar el examen para la detección del VIH y un 90% no pudo hacerlo durante esta emergencia.

Es el reflejo de lo que ha ocurrido en Chile durante los primeros meses de crisis sanitaria, un periodo en que no fue totalmente compatible limitar la propagación de Covid-19 y mantener los servicios relacionados con la salud y los derechos sexuales y reproductivos.

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